FUENTE: RAFAELA NOTICIAS Y BIEN DESPIERTOS
Cerca de las 10 de este jueves, las cámaras del Centro de Monitoreo tomaron a Ezequiel D. corriendo con un teléfono celular motivo por el cual fue detenido por agentes de la Guardia Urbana, con la intervención de efectivos policiales, quienes lo trasladaron hacia la Comisaría 2da.
Casi en paralelo, los agentes recibieron la denuncia de un violento robo en calle 3 de Febrero al 400. Al llegar al lugar, y entrevistarse con las víctimas, éstas relataron una situación extremadamente violenta, acusado a Exequiel D. como autor.
Según las primeras informaciones, el acusado ingresó a la vivienda en cuestión, golpeó a su morador, un hombre mayor, y exigiéndole dinero, lo tomó de la nariz con una pinza. Mientras se daba la situación, llegó la hija del hombre, a quien tomó de los pelos y la encerró en el ropero. No conforme con esto, una tercera víctima, el yerno del morador, al ingresar fue golpeado por el violento, y hasta le arrancó los lentes que llevaba colocado para luego pisárselos.
Finalmente, al ser detenido se le secuestró el teléfono celular robado y dinero en efectivo.
Un caso peligroso
Ezequiel D. tiene frondosos antecedentes delictivos, pero ya fue dos veces declarado inimputable por tratarse de un paciente psiquiátrico con serios desequilibrios. Dos juntas médicas especializadas ya se pronunciaron al respecto, y la Justicia, cuando el tema cae en sus manos, no tiene otra alternativa que remitirlo a un centro de salud, dado que -según lo establecen las normativas que regulan el tratamiento de la salud mental- sólo los profesionales de la salud pueden determinar su internación.
Lo que sucede es que en el Hospital de Rafaela no lo pueden alojar y lo liberan a los pocos minutos de llegar, recomendando un tratamiento ambulatorio que naturalmente Ezequiel no está en condiciones de cumplir. A la vez, la policía no lo puede detener ni la justicia dictarle prisión preventiva, porque el individuo es inimputable y la cárcel no es el lugar para que esté resguardado, sino que debe estar en un instituto psiquiátrico.
Así las cosas, Ezequiel anda por las calles y su peligrosidad es cada vez mayor. Urge que el Estado adopte alguna medida definitiva, dadas las características del caso.