Aire. Necesitaba y necesita mucho aire y oxígeno deportivo Atlético. Y para que esa bocanada de oxígeno llegara tenía que ganar, romper una racha de 13 partidos sin victorias, que lo hizo descender al fondo de la tabla, a los peores de la clase, a un lugar en donde comenzó a coquetear peligrosamente con la pérdida de la categoría, luego de más de 30 años en el profesionalismo.
Y la victoria llegó en la tarde de este domingo brillante de sol. Costó plasmarla en la red, aunque la superioridad de la Crema justificó largamente el resultado, sobre todo en situaciones de gol. Lo que debió ser un resultado abultado si los jugadores del equipo rafaelino hubieran estado finos, el resultado se podría haber cerrado mucho antes, ya que Brown de Adrogué llegó poco y nada.
El gol que definió la historia llegó en el arranque del segundo tiempo, cuando Marco Borgnino se paró para ejecutar un tiro libre sobre el costado izquierdo del ataque albiceleste. Todos esperaban el centro al área, pero Borgnino sorprendió rematando al arco y entre los que se sorprendió estuvo el arquero visitante, que no pudo evitar que el remate preciso del volante rafaelino se metiera en el arco y desatara la algarabía en un Monumental que seguía con murmullos y temores el desarrollo del partido, ante la sucesión de chances que desperdiciaba Atlético para liquidar el partido.
Finalmente, llegó el final y el desahogo necesario.