El Ejecutivo Municipal decidió curarse en salud y suspender al empleado municipal que conducía un colectivo y protagonizó un choque, sin consecuencias en cuanto a heridos, pero que dejó al desnudo una grave falencia: el hombre no tenía licencia de conducir vigente. El colectivo que manejaba era un minibus desafectado del servicio de transporte público, pero que se utiliza como transporte de personal y materiales.
El choque fue en la tarde del jueves. En la mañana de este viernes, el municipio informó que «el rodado, que presta servicios en el traslado interno de personal al Relleno Sanitario, colisionó con una camioneta. Al solicitarle al chofer la documentación reglamentaria para circular, el mismo no contaba con el carnet de conducir vigente».
«Por tal motivo -agregó el informe- desde la Secretaría de Ambiente y Movilidad, área a la que pertenece el personal afectado, se inició un sumario administrativo, además de aplicar una suspensión por incumplimiento en el desempeño de sus funciones».
El caso generó un lógico revuelo en las redes sociales, dado que el municipio apunta a ser muy estricto en los controles de tránsito pero no parece capaz de asegurar que sus propios vehículos cumplan con las normativas vigentes.
En este caso, falló algo elemental, como es asegurarse que alguien encargado de un vehículo de transporte de personal -que por otra parte presenta a simple vista un aspecto ruinoso- cuente con la licencia habilitante específica para ese tipo de vehículos. La pregunta que se impone y que todavía no tiene respuesta, es qué tipo de controles se efectúan entre el propio personal al que se le confían vehículos públicos. Y qué hubiera pasado si en vez de un accidente sin importancia el siniestro vial hubiera generado heridas o consecuencias peores a alguna persona.
Peor aún, el incidente deja expuestos incluso a los agentes municipales de Protección Vial y Comunitaria, que deben mostrarse inflexibles con personas que manejan motocicletas sin tener la licencia de conducir habilitante y a los que se les retienen los vehículos, pero al mismo tiempo se encuentran con que un compañero de trabajo, utilizando vehículos municipales, comete la misma infracción. Los reproches de los ciudadanos comunes, en estos casos, cuando no se predica con el ejemplo, son permanentes y generan situaciones de tensión en la vía pùblica.