«Lo digo con mucha responsabilidad: la obra está terminada, sólo faltan completar algunos detalles». La definición la dio Carlos Maina, secretario de Empresas de Gestión Pública de la provincia y exgerente local de ASSA, al hablar con Rafaela Noticias sobre los avances en la obra del Acueducto Desvío Arijón-Rafaela, una obra de alcances históricos que pondrá fin a 30 años de reclamos permanentes de la comunidad rafaelina en torno a la provisión de agua potable a la ciudad.
¿Qué falta todavía para terminar el acueducto? De un total de 120 kms. de cañerías entre la planta de potabilización y tratamiento del agua que se toma del río Coronda; y las instalaciones de ASSA en el barrio El Bosque, de Rafaela, sólo faltan unos 120 metros aproximadamente: se trata de una conexión que pasa por debajo de la Autovía 19, a pocos metros del cruce con la RN 34. Son caños especiales que llegan desde Brasil y su adquisición se demoró por los problemas que existen en el comercio exterior argentino.
Todo el acueducto consta de cinco tramos e incluye estaciones de bombeo y cisternas que se han instalado en las 9 localidades intermedias que se abastecerán con agua a través del sistema. Ya se hicieron las pruebas hidráulicas en la toma de agua cruda del río Coronda y en la planta potabilizadora de Desvío Arijón. Además se completaron esas pruebas en el tramo a Matilde y en el tramo a San Carlos Centro. A mediados de agosto se harán esas pruebas para el tramo hasta San Mariano, donde también se construyó una cisterna y otras instalaciones a la vera de la RP 10.
Maina admitió que los «detalles» que faltan son instalaciones eléctricas y conexiones secundarias, que normalmente se resolverían en pocos días pero que en la actualidad, debido a los problemas con la provisión de insumos, pueden prolongarse por varias semanas. Una vez que se complete la solución de los mismos, se harán las pruebas en el tramo hasta Rafaela, sin olvidar que se están finalizando las derivaciones a Angélica y Susana, que fueron incorporadas al proyecto cuando el mismo ya estaba en marcha.
Beneficios a Rafaela
Hasta ahora, Rafaela es abastecida con agua potable por el volumen que aporta el acueducto Esperanza-Rafaela, que obtiene el agua de perforaciones en un campo de bombeo en la capital de Las Colonias, que extrae el líquido desde el acuífero Puelche. Como los volúmenes que aporta ese acueducto quedaron totalmente insuficientes, en los últimos quince años se sumaron aportes de pozos ubicados en la zona Sur de Rafaela. El agua del subsuelo rafaelino es de muy mala calidad, por lo que debe ser tratada en módulos de ósmosis inversa, de muy costoso mantenimiento. Esa agua se «mezcla» con la que viene de Esperanza y constituye el grueso del volumen que se vuelca a las cañerías, reforzado con otros pozos y otra planta de ósmosis inversa, que comenzó a funcionar allá por 2016 en el barrio Mora.
Si se compara a la red de agua potable de ASSA con una mano, podría decirse que el agua que se distribuye en la ciudad se concentra en la muñeca, llega con presión suficiente (7 metros de columna de agua, es decir, ASSA debe garantizar que un caño que salga del nivel del piso llegue con agua a 7 metros de altura) a los barrios que están en la «palma de la mano» (macrocentro) y con mucha menos fuerza y presión a los «dedos». El problema está en los barrios que hacen las veces de «dedos», los más alejados de la cisterna principal desde la cual se despacha el agua a la red.
Agua para todos
Con la entrada en servicio del nuevo acueducto, este problema se superará. ¿Por qué? Primero: porque habrá un volumen extraordinariamente mayor de agua que ingresará a la ciudad por la zona Sur, hasta la planta de ASSA en el barrio El Bosque. Pero allí, además, se construyó otra cisterna, de cinco mil metros cúbicos de capacidad, ya terminada, que aumentará la capacidad de almacenamiento y despacho. Así, se incrementará en un 50% aproximadamente la capacidad de almacenamiento y al haber fuentes alternativas (dos acueductos), no será necesario regular las presiones, como sucede cuando en pleno verano entra al sistema menos agua de la que se consume, bajando el nivel de las reservas y obligando a administrar las mismas, como sucedió en innumerable cantidad de oportunidades. Para no comprometer el nivel de reservas, se baja la presión de agua, de modo que en los barrios «dedos», la baja de presión deja sin agua a los frentistas.
Sin embargo, el dato principal y que muchos rafaelinos desconocen, es que el acueducto principal tiene un ramal secundario. Se invirtieron más de 700 millones de pesos en el tendido de una cañería que, tomando el agua desde la cañería que viene desde Desvío Arijón, al sur de Susana y unos mil metros al Oeste de la RN 34, la transporta a través de tuberías dispuestas en las calles Santos Dumont y Piovano, atravesando todo el cordón Oeste, hasta el área industrial. De allí, siguiendo la traza del camino a San Expedito y la avenida D’Agostino, cruza las vías del NCA y llega hasta la POI de barrio Mora.
Con esa cañería, donde el agua llegará impulsada por la misma fuerza que le darán las estaciones de bombeo del acueducto principal, se abastecerá el nuevo Centro de Distribución Sudoeste (previsto para los barrios Villa Los Álamos y Villa Aero Club, pero que atenderá la demanda de los nuevos loteos que se están planificando en la zona); así como el tanque cisterna ubicado en el barrio Güemes y una cisterna que se ejecutará en el barrio Mora. También abastecerá al barrio San José y a todo el sector Norte de la ciudad.
Noviembre es el mes clave en donde toda esta infraestructura podrá comenzar a verse en funcionamiento. Y la idea es que Rafaela nunca más vuelva a pasar un verano sin agua suficiente.