Sellada la certeza de que el entrenador Lionel Scaloni tiene muy avanzada la lista de jugadores que llevará al Mundial de Qatar, no está de más poner la lupa en algunos nombres que no son del elenco estable y dispusieron de minutos en la reciente doble fecha de Eliminatorias.
A primera mirada, y a segunda también, en una punta destacó Lisandro Martínez y en la otra falló Lucas Ocampos, en un repaso de la doble fecha de competición que la Argentina saldó con victoria en Calama sobre Chile (1-0) y en Córdoba frente a Colombia (1-0).
En ese contexto, el defensor entrerriano Lisandro Martínez evoluciona desde una manera notable desde que viste la camiseta del Ajax: pese a una estatura baja para defensor central (1.75: algo similar al mejor de la historia del fútbol argentino, Daniel Passarella), presunta limitación que, por ejemplo, forzó su salida de Newell’s, el zurdo ex Defensa y Justicia se perfila como una calificada alternativa de recambio.
Le sobra oficio en el uno contra uno, sale jugando con prestancia y mínimo margen de error y además ofrece un artículo especialmente valorado en una Copa del Mundo: polifuncionalidad.
Martínez es un segundo central espléndido, pero si la oportunidad consiente y se lo requieren, puede ser mediocampista de contención y hasta lateral.
En menor medida, pero sin una mella considerable, también aprobó Alejandro «Papu» Gómez en una versión desinhibida, participativa, solidaria y criteriosa.
Justamente, la del criterio, fue la asignatura que, para su desdicha, estuvo lejos del alcance de Ocampos.
El quilmeño formado en River no estuvo ante Chile por haber contraído coronavirus, pero sí frente a Colombia.
Ocampos jamás captó por dónde sintonizaba la Selección y en un contexto de toques, asociaciones y pausas, se obstinó en algo que sí suele promover elogios cuando juega para Sevilla: una verticalidad vigorosa, de dos perfiles, con vocación de delantero que va a los bifes.
Por lo menos contra Colombia, ha quedado claro que un Ocampos apurado y chocador le resta posibilidades.
Lo de Dybala ya es crónico y acaso irreversible: no es que el martes haya jugado especialmente mal en su provincia natal, el problema reside en que rara vez ha sabido decir «acá estoy yo», aportar una presencia real, fecunda, lo que en buen romance se traduce en el «y… es un jugador de Selección».
Más sugestivo es el hecho de que ya no es un chiquilín: en el mes del Mundial cumplirá 29 años, su debut con la casaca nacional data de 2015 y ya suma el interesante número de 32 presencias.
Una pena, una verdadera pena que la joya cordobesa ingrese en la lista de tantos y tantos buenos futbolistas víctimas del síndrome de Doctor Jekyll y Míster Hyde.
El reaparecido Maxi Meza, por su lado, estuvo lejos de mover el amperímetro. Habrá que ver si lo que dio el jugador del Monterrey mexicano alcanza para continuar en el radar del DT.
Por lo demás, ya sabíamos que Gonzalo Montiel es el sustituto natural de Nahuel Molina, que Germán Pezzella no brilla, pero cumple, y que Guido Rodríguez es lo más parecido a Leandro Paredes, según evalúa Scaloni.
Julián Álvarez: no dejó de llamar la atención que hiciera banco y nada más que banco en un partido sin gravitación en la tabla, que daba para experimentaciones, oportunidades y fogueos y demás.
¿Será que Scaloni espera ver cómo responde Julián Álvarez en Manchester City?
¿Será que Scaloni no hesitará en dejar fuera de Qatar a uno de esos talentosos tal vez a media cocción que, sin embargo, llegado el caso pueden sacar las papas del fuego?
Antecedentes sobran: Menotti borró a Maradona de la lista del 78, Bielsa prescindió de Saviola y Riquelme en 2002 y, salvadas las distancias, Sampaoli se desentendió de Lautaro Martínez en Rusia 2018.
Los próximos compromisos de la Argentina serán en marzo, el 24 ante Venezuela y el 29 como visitante de Ecuador (podría ser en Quito o también en Guayaquil), y seguramente Scaloni seguirá evaluando a los aspirantes a quedarse en el plantel que competirá en Qatar entre el 21 de noviembre y el 18 de diciembre próximos.