Yamandú Orsi, delfín del exmandatario José «Pepe» Mujica, y el oficialista de centroderecha Álvaro Delgado, se medirán en un balotaje para definir cual de ellos será el próximo presidente de Uruguay.
Con los resultados consolidados a partir del conteo de casi el 90 por ciento de los votos, Orsi obtiene 45,4% de los sufragios y Delgado reúne 28,7%.
Dado que ninguno de los candidatos supera el 50% de los votos, habrá una segunda vuelta el 24 de noviembre.
También se votaron dos plebiscitos, los cuales fracasaron por no lograr el 50% de la aprobación. En el caso del plebiscito para habilitar los allanamientos nocturnos, los datos mostraron que tuvo una adhesión de entre 39% y 41% de los votos sobre el total de emitidos. A su vez, el plebiscito de la reforma jubilatoria obtuvo entre el 36% y el 41% de los votos, según los datos de las encuestadoras.
Aunque la batalla será dura, analistas destacan que a diferencia de lo que sucede en otros países de la región y del mundo, con una fuerte polarización, en Uruguay hay consensos básicos respecto a la democracia y las políticas económicas, así como instituciones fuertes.
El Frente Amplio de Orsi fue la fuerza más votada, pero el Partido Nacional de Delgado cuenta con el apoyo del resto de los socios del gobierno: el Partido Colorado (centroderecha, 16% según los resultados oficiales), Cabildo Abierto (derecha, 2,6%) y al Partido Independiente (centroizquierda, 1,7%).
«La coalición tiene una ventaja clara. Será difícil para el Frente Amplio captar los votos remanentes para ganar», dijo a la AFP Nicolás Saldías, doctor en Ciencias Políticas y analista senior para América Latina de The Economist Intelligence Unit (EIU).
«La coalición obtuvo más votos de los que indicaban las encuestas, mientras que el Frente Amplio obtuvo un poco menos. Por lo tanto, el impulso está ahora con la coalición», añadió.