«El personal técnico del FMI y las autoridades argentinas han llegado a un acuerdo a nivel de personal técnico sobre la segunda revisión bajo el acuerdo SAF (Servicio Ampliado del Fondo) de 30 meses de Argentina», indicó el organismo en un comunicado.
El acuerdo –continuó- está sujeto a la aprobación del Directorio Ejecutivo del FMI, que se espera se reúna en las próximas semanas. Una vez completada la revisión, Argentina tendría acceso a alrededor de US$ 3.900 millones (DEG 3.000 millones)».
El subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental y jefe de la Misión para Argentina, Luis Cubeddu, precisó que «los objetivos clave establecidos al momento de la aprobación del acuerdo, incluidos los relacionados con el déficit fiscal primario y las reservas internacionales netas, permanecerán sin cambios hasta 2023».
«La mayoría de los objetivos del programa cuantitativo hasta fines de junio de 2022 se cumplieron», agregó, aunque detalló como excepción «el piso de las reservas internacionales netas», a raíz de «un crecimiento del volumen de importaciones superior al programado y demoras en el apoyo oficial externo».
Asimismo, rescató que «un período de volatilidad en el mercado cambiario y de bonos fue detenido luego de medidas decisivas que corrigieron reveses anteriores y reconstruyeron credibilidad».
El Fondo reconoció la existencia de un marco macroeconómico con «un entorno global más difícil», pero puso de relieve que en la Argentina «las presiones del mercado se están disipando y la perspectiva de crecimiento permanece sin cambios en 4% para este año, antes de moderarse a la tasa potencial de 2% a partir de 2023».
En cuanto a las presiones inflacionarias, el organismo señaló que «siguen siendo fuertes», pero que «se espera una moderación gradual durante el resto de 2022 y 2023».
Esa reducción, puntualizó, «refleja una combinación de marcos de políticas macroeconómicas más estrictas, incertidumbres reducidas debido a la implementación sostenida del programa y la evolución proyectada de los precios mundiales de las materias primas».
En el plano fiscal, se confirmaron las metas de un déficit primario de un equivalente al 2,5% del Producto Bruto Interno (PBI) para 2022 y del 1,9% para 2023.
La mejora en ese aspecto se sustenta en cuatro pilares señalados por el Fondo: «una mejor focalización de los subsidios a la energía, el agua y el transporte; una nueva priorización del gasto para asegurar la ejecución de proyectos de inversión críticos y la protección adecuada de los hogares pobres; controles de gastos fortalecidos, que a su vez deberían ayudar a contener los atrasos en los gastos; y esfuerzos para revisar los incentivos fiscales corporativos y fortalecer el cumplimiento de los ingresos».
El informe del FMI destacó las «acciones recientes» del Banco Central, «con la implementación continua y más consistente del marco de política monetaria, que ya está generando tasas de interés reales positivas».
En ese orden, considera que la suba de tasas es necesaria «para fortalecer la demanda de activos en pesos, reducir las presiones externas y apoyar una reducción de la inflación alta y persistente».
Del mismo modo, ponderó la «reducción continua en el financiamiento monetario del déficit fiscal, que tendrá un tope del 0,8% del PBI este año (por debajo del objetivo del 1%) y se limitará al 0,6% en 2023».
En lo que respecta a las reservas internacionales netas, se ratificó el compromiso para que «aumenten en US$ 9.800 millones durante el transcurso de 2022-23».
Cubeddu destacó que «se están dando pasos para fortalecer el mercado de deuda en pesos, la transmisión de la política monetaria, la gestión de las finanzas públicas y los marcos para combatir la evasión fiscal y el lavado de dinero».
Esas iniciativas se complementan con «los esfuerzos de las autoridades para buscar acuerdos internacionales de intercambio de información».
Por último, indicó que «los incentivos bien diseñados para alentar la inversión y el potencial de exportación de los sectores estratégicos, especialmente la energía, siguen siendo cruciales».