A Emilce Molina, asesinada en la noche del martes en una vivienda de Aguado 1030, en el barrio Fátima, la ultimaron con al menos seis disparos efectuados a corta distancia, cuando se encontraba en el comedor de esa vivienda. La autopsia del cuerpo se realizó en la mañana de este miércoles y el Dr. Martín Castellano, fiscal especial de Homicidios a cargo de la investigación, ya recibió un primer reporte por parte del forense, aunque naturalmente los datos no trascendieron y en torno a la causa hay un importante hermetismo, atribuible a la necesidad de preservar pistas en torno a la pesquisa.
La escena del crimen fue el comedor de la vivienda de calle Aguado. Pero hay muchas incógnitas que sólo los investigadores pueden ir develando. En primer lugar, cuántos fueron los atacantes. ¿Fue un homicida que actuó solo o lo hizo acompañado? Las primeras versiones recogidas en el rumor del vecindario indicaban que podrían haber sido dos y que habrían llegado en moto.
El o los atacantes no tocaron timbre, sino que entraron por la fuerza a la vivienda. La determinación homicida mostrada por el ejecutante define la conducta típica de un sicario: legó a la casa con un objetivo y nada ni nadie lo detendría. Si había familiares de la víctima señalada presentes en el hecho no resultaba importante en la evaluación de los riesgos asumidos por el tirador. En el terreno de las especulaciones, parece muy claro que el o los atacantes jugaban con la certeza de la indefensión de la víctima y de que no serían reconocidos por eventuales testigos, ni en la escena del hecho ni en la ruta de escape posterior. La conclusión parece obvia: actuó gente que tenía el dato certero de que Molina estaba en la casa y no les importó demasiado sin con ella estaban otras personas. De hecho, cuando la policía arribó al lugar, en la vereda estaba la madre de la víctima y dentro de la vivienda se encontraba una tía de Emilce.
Hay otros datos importantes que trascendieron en las últimas horas. Se supo que el arma utilizada fue calibre .40, porque de ese tipo eran los casquillos hallados en la escena del crimen. En la mañana de este miércoles, y por cuerda separada a la investigación, hubo dos allanamientos, uno en el mismo barrio donde ocurrió el crimen, y otro en barrio Italia (ver iumagen de portada), ambos realizados por Gendarmería Nacional. Buscaban drogas, en una investigación federal dirigida por el fiscal Gustavo Onel. Pero no encontraron drogas -al menos no en cantidades significativas-, pero sí armas de fuego. Y Onel se comunicó con su par provincial Martín Castellano para darle intervención en el caso. ¿Una de las armas encontradas pudo ser calibre .40? No se sabe. Pero nada se descarta. Incluso que los allanados este miércoles tengan relación con otras balaceras.