A menos de dos semanas de las elecciones en Brasil, el presidente Jair Bolsonaro insinuó este lunes desde Londres con no aceptar el resultado de los comicios del 2 de octubre en caso de no vencer con el 60% de los votos, en una escalada más de sus amenazas contra el Tribunal Superior Electoral.
Mientras, el expresidente y candidato favorito en las encuestas, Luiz Inácio Lula da SIlva, reunió en San Pablo apoyos de cinco excandidatos presidenciales de elecciones pasadas y afirmó que su objetivo es sumar con la meta de ganar primera vuelta «para defender la democracia y reconstruir el país».
La visita oficial de Bolsonaro a Londres por los funerales de la reina Isabel II fue en clave electoral, con discursos en las calles de la capital británica antes decenas de seguidores y un enojo con una periodista cuando le preguntó si la gira era en realidad un acto de política partidaria.
Por eso, la campaña de Lula y del partido Unión Brasil, de derecha, denunció ante el Tribunal Superior Electoral el uso del dinero público para hacer campaña electoral en Londres, donde Bolsonaro dijo desde el balcón de la residencia del embajador brasileño que vencerá en primera vuelta, que está en contra del aborto y de lo que llamó «idelogía de género» y calificó de «ladrón» al líder del Partido de los Trabajadores (PT).
La amenaza al estilo del expresidente estadounidense Donald Trump para el 2 de octubre fue dicha al hablar en Londres con la cadena televisiva oficialista SBT, en el marco de una visita de Estado.
«Si yo tengo menos del 60% de los votos es porque algo anormal ocurrió en el Tribunal Superior Electoral teniendo en cuenta la cantidad de gente que va a mis eventos y cómo soy recibido a todos los lugares a los que voy», dijo Bolsonaro en una entrevista de 35 minutos con el canal de aire, concesionado irregularmente por la dictadura militar al magnate y animador Silvio Santos.
De esta forma, el mandatario alimentó más los temores de juristas y la oposición de que busque un «efecto Capitolio», un desconocimiento de los resultados electorales similar al de Trump respecto de su derrota frente al presidente Joe Biden, que desató un ataque de sus seguidores al edificio del Congreso en Washington en enero de 2021.
Desde Londres, Bolsonaro volvió a cuestionar la transparencia del proceso electoral como lo hace desde 2021, despreciando las encuestas que le otorgan un segundo lugar detrás de Lula.
El mandatario dijo que la encuestadora Datafolha, que le da chances a Lula de vencer en primera vuelta -con más de la mitad de los votos- «está hecha para dar aires de legalidad a una injusticia que pueda ocurrir».
El líder de ultraderecha fue preguntado por qué cree que debe tener 60% de los votos.
«Es el sentimiento de las calles, uno ve los actos de Lula, del PT…no va nadie, y si van algunos miles es porque les pagan, los llevan en micros, es gente que va por dinero, no están animados con la elección de Lula», aseguró.
Según Bolsonaro, no es momento de hablar sobre posibles alianzas para la segunda vuelta.
«La gente está con nosotros, hicimos manifestaciones masivas y la gente reconoce el esfuerzo que el Gobierno hizo ante la pandemia para preservar la economía y eso se traducirá en una elección mayoritaria el 2 de octubre. No quiero hablar de alianzas de segunda vuelta porque quiero ganar la primera vuelta», sostuvo el candidato del Partido Liberal.
Bolsonaro cortó una calle en Londres frente a la residencia del embajador de Brasil para hacer un discurso ante seguidores vestidos de verde y amarillo, durante el cual les dijo que iba a ser reelecto en menos de dos semanas en primera vuelta.
Bolsonaristas brasileños residentes en Gran Bretaña protestaban al grito de «Vayan a Venezuela» ante británicos que repudiaron al jefe de Estado brasileño por sus políticas ambientales y el homicidio de Dom Phillips, corresponsal del diario The Guardian, en la selva amazónica este año por parte de las mafias de la pesca ilegal.
Según la última encuesta Datafolha, Lula tiene el 45% de los votos contra el 33% de Bolsonaro.
En caso de no ser reelegido, Bolsonaro será el primer presidente brasileño en fracasar en su intención de lograr un segundo mandato desde que se instaló la reelección en 1997 mediante una enmienda constitucional.
El mandatario pasó el fin de semana en Londres acompañado por su esposa, Michelle, y el pastor evangélico de ultraderecha Silas Malafaia, que tuvo un tratamiento de ministro por parte de la comitiva oficial para participar de los funerales.
Los asesores de Bolsonaro le recomendaron asistir al funeral sobre todo porque el Gobierno británico es considerado un aliado de la extrema derecha brasileña para mostrar un perfil internacional de su gestión, marcada por controversias y el abandono de la agenda de la Cancillería brasileña.
Bolsonaro abrirá este martes el debate general de la Asamblea General de la ONU en Nueva York y pretende tener una serie de bilaterales con presidentes considerados aliados como sus pares de Guatemala, Alejandro Giammattei, y de Ecuador, Guillermo Lasso.
En tanto que en San Pablo, Lula continuó tejiendo una serie de alianzas estratégicas para intentar sumar más del 50% de los votos en la primera vuelta de las elecciones de dentro de dos domingos.
Entre los dirigentes excandidatos presidenciales en otras elecciones que lo respaldaron estaba un referente para el mercado financiero, el exbanquero Henrique Meirelles.