La situación cambiaria en Argentina se ha tornado crítica tras la venta de reservas del Banco Central. Desde el viernes 14 de marzo, la entidad monetaria vendió 1.313 millones de dólares para sostener el tipo de cambio, generando una fuerte incertidumbre en los mercados.
El economista Matías Battista explicó que, hasta ese momento, los inversores confiaban en un esquema de devaluación controlada del 1% mensual. Sin embargo, la percepción cambió abruptamente, lo que provocó una ola de dolarización y puso en jaque la estrategia oficial.
En este contexto, el rol del Fondo Monetario Internacional (FMI) se vuelve crucial. «El Gobierno necesita del financiamiento del FMI, pero el organismo no quiere que esos fondos se utilicen para sostener artificialmente un tipo de cambio bajo», señaló Battista, advirtiendo sobre la tensión en la relación con el organismo internacional.
El impacto de una eventual devaluación podría ser significativo en la economía real. Según Battista, un ajuste cambiario generaría una escalada inflacionaria, revirtiendo la tendencia descendente de los últimos meses y afectando la confianza de la población, que ya ha realizado grandes esfuerzos económicos.
Por el momento, el mercado espera una señal clara del Gobierno y del FMI. Mientras tanto, la incertidumbre persiste y el dólar sigue siendo el centro de atención en el panorama económico argentino.