«Según modelos del cambio climático al 2050, si no hay un aumento de la resiliencia del sector agroalimentario, la pérdida» para la economía argentina «puede ser del 4% anual del PBI». Lo dijo Diego Arias, gerente de Práctica de Agricultura y Alimentos para América Latina y el Caribe del Banco Mundial. «Es una preocupación si no hay inversión en tecnologías resilientes», afirmó.
El funcionario habló en la Bolsa de Comercio de Rosario, al formular las recomendaciones del organismo tras una década de retroceso productivo en el que la Argentina cayó del 3% al 2% del mercado mundial de agroalimentos.
«Vemos que lo que no se ha conseguido es una visión común» en un país que alterna «obre incentivos y desincentivos» al agro. «Llamamos al consenso entre actores» públicos y privados para una visión en común sobre «hacia dónde ir».
Arias reseñó que según el reporte del BM el sector agroalimentario, Argentina representa 15,7% del PBI, 10,6% de los ingresos fiscales, 61% de las exportaciones y del 17 al 24% del empleo del sector privado.
El país «es el tercer mayor exportador neto de alimentos del mundo», en una lista que encabeza Brasil con US$ 84 mil millones, Países Bajos con US$34,884 mil millones, la Argentina US$34,836 mil millones, Nueva Zelanda US$32,1 mil millones y Canadá US$31,1 mil millones.
Sin embargo, tras una década con buenos precios internacionales, «la Argentina es la única que decrece». Una caída del 10% en productos típicos de la zona núcleo impacta en un retroceso del 0,7% del PBI completo del país.
«No se puede relanzar la economía del país sin relanzar el sector agroalimentario», advirtió Arias. Advirtió que «inclusión, reducción de pobreza y sostenibilidad ambiental son claves» de ese objetivo. Incluso detalló que «el 50% de lo que comemos los argentinos viene de la agricultura familiar» que es la más expuesta por los impactos e inundaciones o sequías, y la menos asistida por las políticas públicas, con el consiguiente impacto negativo en la inclusión social y en el precio de los alimentos domésticos.
Las barreras del crecimiento
«Las barreras del crecimiento negativo son restricciones físicas a las exportaciones de productos agroalimentarios e insumos, impuestos a las exportaciones e importaciones, además de controles de precios internos y falta de inversión», reseñó Arias.
«No hacemos análisis macro fiscal, pero señalamos que el impuesto a las exportaciones es uno de los instrumentos más distorsivos que se conocen» y deberían ser «la última opción de políticas públicas».
El especialista apuntó que la «caída del 1% del PBI anual en la última década» se explica por «el impacto al sector agrícola de sequías e inundaciones». Reclamó macroeconomía estable y reglas previsibles, además de «inversión en competitividad», para alcanzar «resiliencia ante los shock climáticos que se intensificarán en frecuencia e intensidad
Sobre la resiliencia, dijo que «el reporte hace énfasis en que la inversión pública en innovación (investigación, extensión y educación agrícola) ha caído en términos relativos y absolutos, es un tercio de lo que era una década atrás. La buena noticia es que vemos en la Argentina una gran dinámica de innovación» aunque «no llega a algunas zonas y cadenas».
Pidió además «infraestructura de conectividad» que acompañe un «marco normativo y fiscal» para entrar al «mercado de bioinsumos» en «países que están actualizando regulaciones».
«Están dadas las condiciones para dejar de perder, la Argentina estaba en 3% del mercado global de alimentos y caímos al 2%. Los elementos clave son macroeconomía y presión fiscal. Hay mucho por hacer en resiliencia, inclusión e innovación, que son piezas clave. La situación actual es un piso. El techo es alto y puede ser alcanzado», concluyó..
Vilella promete devolver la «renta capturada»
El secretario de bioeconomía de la Nación, Fernando Vilella, sostuvo en Rosario que el objetivo del gobierno es «devolver la captura de la renta» de los productores. Reconoció «tres mecanismos» por los cuales el Estado lo hace: «los derechos de exportación, la brecha cambiaria y las múltiples regulaciones de comercio».
El funcionario nacional aseguró que las regulaciones «están siendo removidas en estos 6 meses del gobierno del presidente Milei». Aunque reconoció que «quedan cosas por resolver», dijo que «estamos atacando cada una de ellas» y recordó que la brecha cambiaria que superaba el 100%, bajó a promedios del 30% respecto del blend exportador «y esperamos -con la macro evolucionando y la inflación a la baja- haya novedades
Sobre las retenciones, dijo que «hay un compromiso que el jueves (en Agroactiva) el presidente marcó, en la medida que la macro se vaya ordenando». Y rescató el anuncio de Luis Caputo de bajar 10 puntos porcentuales del impuesto país, si se prueba la ley de Bases.
Vilella puso énfasis en «la irrupción de créditos a tasas fuera de lo común, que en la Argentina habían desaparecido, tanto en dólares como en pesos. Es una diferencia con el sistema financiero que capturaba recursos y los prestaba al Estado a tasas exorbitantes. Ese sistema está cambiando para favorecer a los productores, desregular, hacerlo desde la visión de los consumidores que están exigiendo cuidado ambiental reflejado en certificaciones y trazabilidad».
Planteó duplicar exportaciones agregando valor, y puso como ejemplo que el 70% del maíz se embarca como grano mientras tiene «60% menos de huella de carbono que nuestros competidores. No nos estamos apropiando de se valor», insistió.
Sostuvo que ese es el camino para «salir del estancamiento de la última década y media, de la pobreza del 50% de la población, de la migración producto de no generar oportunidad de trabajo y calidad de vida»
Federalismo y estabilidad
En el Recinto de Operaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, donde el Banco Mundial presentó el informe, Miguel Simioni, llamó a construir «un nuevo federalismo», donde las voces de cada región sean escuchadas. El presidente de la entidad anfitriona planteó que «debemos trabajar juntos para crear un entorno normativo estable y previsible, que fomente la inversión, la innovación y la adopción de tecnologías que impulsen la productividad y la sostenibilidad.
El titular de la Bolsa subrayó la necesidad de fortalecer la coordinación con los diferentes niveles de gobierno, y promover la colaboración público-privada «para asegurar que las políticas y programas que implementamos, sean efectivos y generen un impacto real en el territorio».
Marianne Fay, directora País para Argentina, Paraguay y Uruguay del Banco Mundial, señaló «los desafíos son importantes: cómo seguir impulsando la competitividad y, al mismo tiempo, proteger los recursos naturales; trabajar en la resiliencia de las comunidades y cómo alimentar a una población creciente. Creemos que las acciones y soluciones para avanzar en el desarrollo sostenible tiene que surgir de un diálogo del sector público, privado y de toda la sociedad», añadió.