River logró recuperarse en la noche del mièrcoles en la Copa Argentina, al clasificarse a los octavos de final con una buena victoria por 3 a 0 sobre Barracas Central en el estadio La Pedrera, de la ciudad sanluiseña de Villa Mercedes, de un par de semanas futbolísticamente tristes, tanto en el plano internacional con la eliminación en Copa Libertadores como en la competencia local con algunas derrotas inesperadas.
Los golpes sucesivos que recibió River tanto en la eliminación de la Copa Libertadores apenas en octavos de final a manos de Vélez y la derrota a manos de Godoy Cruz en el propio estadio Monumental no se permitían otro disgusto para su entrenador, Marcelo Gallardo, que metió mano a fondo en el equipo con un par de salidas contundentes.
Los que salieron del equipo titular fueron dos jugadores prácticamente inamovibles entre sus titulares como lo son el zaguero central chileno Paulo Díaz y el volante uruguayo Nicolás De la Cruz.
Sus lugares fueron este miércoles para Héctor Martínez, al que el técnico le dio una nueva oportunidad después de su caótica actuación frente a Vélez en la ida, cuando provocó el penal que le dio la victoria a los de Liniers como locales por 1 a 0, y Santiago Simón.
Ambos tuvieron desempeños irregulares, más el segundo que el primero, que pareció desperdiciar la oportunidad al ser expulsado cuando promediaba el complemento por doble amonestación.
Simón, en tanto, tuvo algunas acciones interesantes en el primer período, una que pudo haber terminado en gol tras dejar en el camino a Nicolás Ferreyra con gambeta corta y luego rematar cruzado, obligando a la intervención con los pies del arquero Maximiliano Gagliardo.
Después fue desapareciendo en el partido, algo que transcurrió de la mano del rendimiento grupal de los «millonarios», que no fueron más que Barracas Central en el arranque del cotejo, pero levantaron tras el golazo de Milton Casco apenas superados los 20 minutos.
Una buena jugada por izquierda de Esequiel Barco con Elías Gómez terminó con el balón por el otro lado para que Casco, desde el borde del área clavara un derechazo alto, contra el travesaño, cerca del ángulo derecho del arco del «Guapo», volviendo a convertir después de más de dos años.
Esa superioridad de los de Gallardo sobre los de Alfredo se radicó definitivamente en el desarrollo del partido con el arranque de la segunda etapa, cuando la pelota fue toda de River, que manejó los tiempos al compás de Rodrigo Aliendro.
Así llegó el segundo tanto, con pisada y taco-asistencia de Aliendro a Agustín Palavecino para que este convirtiera entre las piernas de Gagliardo el primero de sus goles en la noche mercedina, poco antes de la expulsión de Martínez, que llegó a los 23 minutos.
Apenas cinco después, Palavecino apareció ya fuera del área para clavar otro derechazo letal al ángulo superior izquierdo de un Gagliardo de buena tarea, que en esta oportunidad no atinó a defensa alguna.
Para entonces Berti ya había hecho debutar al ex Arsenal, de Sarandí, Cristian Colmán, que, junto a Sebastián Rincón, conformó un 4-3-3, que terminó, sin embargo, resintiéndole la mitad de la cancha a Barracas Central.
Gallardo también había movido la estantería con el ingreso de Paulo Díaz para ocupar el hueco que había dejado Martínez en el centro de la defensa, sacrificando a Simón en la mitad de la cancha, cuando su rendimiento ya había caído definitivamente.
Pero el resultado, aunque mínimamente reivindicatorio para River, le dejó al menos el sabor de algunas actuaciones como para ilusionarse con un mejor rendimiento, como las de Lucas Beltrán y Elías Gómez, además de los mencionados Aliendro, la figura de la noche, y Palavecino, hoy en versión goleadora.
Ahora a River se le vendrá en octavos de final de esta Copa Argentina el Defensa y Justicia de Sebastián Beccacece, recreando un cruce polémico como el de la última vez por el certamen local entre los dos menores entrenadores del fútbol argentino en la actualidad.