«Decidimos bloquear Google» en la provincia de Donetsk, aseguró el dirigente separatista Denis Pushilin en Telegram, acusando a la compañía de «promover el terrorismo» y la violencia contra todos los rusos, especialmente la población del Donbass».
«Si Google deja de aplicar su política criminal y vuelve a cumplir la ley, la moral y el sentido común, entonces no habrá ningún obstáculo para sus operaciones», agregó.
Pushilin dijo que Google trabaja «abiertamente por orden de sus patrones en el gobierno estadounidense», informó la agencia de noticias AFP.
La vecina provincia separatista de Lugansk tomó la misma, según su líder, Leonid Passechnik.
«La guerra no es solo misiles que llueven sobre nuestras ciudades, sino también por la nube de información falsa que nos envía Ucrania. Por desgracia, Google se ha convertido en su principal arma», acusó.
«Podemos prescindir de Google. Si mejoran, si empiezan a respetar a la gente, entonces nos plantearemos restaurar» el motor de búsqueda, añadió.
Donetsk y Lugansk se proclamaron repúblicas independientes en 2014 en los territorios del Donbass que controlan tras rechazar al nuevo Gobierno ucraniano poroccidental surgido ese año luego de la caída del anterior Gobierno prorruso por una ola de protestas.
Rusia reconoció su independencia días antes de invadir Ucrania, en febrero pasado, y se ha fijado su protección y la liberación de todo el Donbass como uno de los objetivos centrales de su ofensiva.
El Donbass, escenario de las mayores hostilidades en curso en Ucrania, es fronterizo con Rusia y de lengua mayoritariamente rusa. Es el corazón industrial y minero de Ucrania.
Las autoridades separatistas prorrusas del este de Ucrania, al igual que Rusia, han tratado de reforzar su control sobre la información desde que Moscú lanzó su ofensiva contra Ucrania el 24 de febrero.
Rusia adoptó nuevas leyes que castigan con penas de prisión la publicación de lo que las autoridades consideran «falsas informaciones» sobre el ejército o sus operaciones militares en el exterior.
Autoridades rusas bloquearon el acceso a las redes sociales Instagram, Facebook y Twitter, y emprendieron acciones legales contra el gigante tecnológico Meta, al que acusaron de propagar «llamados a matar» rusos.