«No se aceptan mascotas» en alquileres de Rafaela: una restricción que genera debate entre proteccionistas e inmobiliarias
Desde la ONG ADAPA aseguran que esta prohibición es cada vez más frecuente y fomenta el abandono de los animales. Desde la Cámara Inmobiliaria apuntan a la responsabilidad civil y ciudadana de las familias inquilinas.
El debate en torno a la convivencia de animales en propiedades alquiladas viene tomando protagonismo en Rafaela, donde cada vez más familias consideran a estos seres como miembros esenciales del hogar. Sin embargo, las restricciones que imponen muchos contratos de alquiler están generando preocupación y controversia. ADAPA (Acción de Defensa Animal y Protección Ambiental), una organización proteccionista local, viene alzando la voz y denunciando que estas reglamentaciones están relacionadas con el aumento del abandono animal en la ciudad. Es decir, que familias a las que no les permiten tener a sus animales, terminan dándolos en adopción o, en el peor de los casos, abandonándolos en la calle.
Por otro lado, desde la Cámara Inmobiliaria de Rafaela, argumentaron que las restricciones buscan garantizar una convivencia armoniosa y proteger el estado de los inmuebles. En este contexto, ambas partes intentarán establecer un diálogo que permita conciliar los intereses de propietarios, inquilinos y animales.
Postura del proteccionismo en la ciudad
ADAPA sostiene que la noción tradicional de familia ha dado paso a nuevas configuraciones, donde los animales no humanos son considerados miembros fundamentales. Esta perspectiva está respaldada por diversas normativas nacionales e internacionales que reconocen los derechos de estos seres. Según ADAPA, es imperativo que se reconozca el derecho de los animales a formar parte de las familias y a vivir en armonía con sus humanos.
La realidad del acceso a la vivienda en Rafaela, marcada por los desarrollos inmobiliarios, revela una contradicción con la creciente aceptación de las familias multi-especie. “Los reglamentos de propiedad horizontal a menudo imponen restricciones que vulneran no solo los derechos de los animales, sino también los de sus sus familias”, argumentan desde ADAPA. Se citan ejemplos de regulaciones que prohíben la convivencia con ciertos animales, limitan su cantidad y establecen sanciones severas, lo que representa un abuso de derecho.
La organización recuerda el fallo de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, que establece que la prohibición de tener animales domésticos no puede aplicarse de manera estricta e irrazonable. Este principio reafirma la necesidad de un enfoque equilibrado que contemple las necesidades de todos los integrantes de la comunidad, tanto humanos como no humanos.
En la legislación argentina, desde el Pacto de San José de Costa Rica, siguiendo por la Constitución Nacional (C.N.) y el Código Civil y Comercial de la Nación que entró en vigencia en el año 2015 (C. Com. y Com.), se encuentran ampliamente reconocidos los derechos a la dignidad, la honra, la privacidad y la propiedad, garantizando su pleno ejercicio, tanto para nosotros como para nuestra familia. Según ADAPA, es inconstitucional y antijurídico el reglamento de Copropiedad que deja afuera a los Animales No Humanos (ANH) de futuras casas o departamentos. En concreto, los artículos 17 y 19 de la C. N. determinan que no se puede limitar el ejercicio de un derecho por normas inferiores en jerarquía a la Constitución Nacional. “Nadie está obligado a hacer lo que la Ley no obliga ni prohibir lo que la Ley no prohíbe”, afirman desde ADAPA. Por lo tanto, una norma de menor jerarquía (por ejemplo, de un consorcio, de una inmobiliaria o de una ordenanza) no puede contradecir lo que dice una norma de superior jerarquía.
Consecuentemente, se puede regular la convivencia, pero no prohibir. “Tampoco se puede prohibir a priori algo”, sostienen desde ADAPA. Sobre las cosas, no se pueden prohibir mientras no causen un daño o un perjuicio. No se puede prohibir que tengan hijos o que cambien de lugar los muebles, mientras no causen daño, porque es una acción del ámbito privado mientras no ofenda la moral y el orden público. Esta perspectiva refuerza la necesidad de un enfoque equilibrado que contemple los derechos de los animales no humanos dentro de las normativas de convivencia, promoviendo así una coexistencia armónica entre todas las partes involucradas.
Adapa está proponiendo un diálogo abierto con la Cámara Inmobiliaria de Rafaela para trabajar en reglamentos que respeten la diversidad de las familias y no impidan la convivencia. La asociación busca que se reconozcan las particularidades de las familias multi-especie en los contratos de alquiler, evitando así la exclusión de los animales no humanos de los hogares.
Posicionamiento de las inmobiliarias
Luis María Gutiérrez, vicepresidente de la Cámara Inmobiliaria de Rafaela, sostiene que “el problema no pasa simplemente por querer o no aceptar mascotas, ni por cuántos animales o su tamaño, sino por un tema de responsabilidad ciudadana y civil”. Desde la Cámara, se manifiesta un apoyo a la convivencia con animales, destacando que el rechazo a permitir mascotas en algunas viviendas o departamentos con patio no proviene de una animosidad hacia los animales, sino de experiencias pasadas. “Hemos sufrido daños en el inmueble causado por el mal cuidado de las mascotas dentro del mismo”, explica Gutiérrez, lo que refleja la necesidad de responsabilidad por parte de los dueños de los animales.
Gutiérrez también señala que muchos edificios tienen reglamentos de convivencia que incluyen normas sobre limpieza, ruidos y la tenencia de animales. “Puede suceder que, a pesar de que un propietario deba respetar el consenso general de la prohibición de animales domésticos, esto se imponga debido a la convivencia de muchas personas en el edificio”, comenta.
La problemática relacionada con los animales ha sido constante en la ciudad, con la presencia de perros sueltos y abandonados. Esta irresponsabilidad se refleja en el comportamiento de algunos inquilinos. No obstante, destaca que “tenemos inquilinos súper prolijos y responsables que tienen 3 o 4 mascotas y jamás hemos tenido cuestiones al respecto”, resaltando que han devuelto inmuebles en óptimas condiciones. Sin embargo, también menciona que existen casos en los que “la situación cambia rotundamente, generando daños irreparables y/o muy costosos que, por lo general, no quieren hacerse cargo”. La Cámara considera que el aumento de requisitos y la restricción de permisos para mascotas se deben a un cambio en la conducta social respecto a la responsabilidad que implica tener una mascota.
Gutiérrez indica que se tiene programada una reunión con ADAPA para abordar este tema, enfatizando que “obviamente se llevará a cabo e intentaremos buscar herramientas para mejorar la situación”. Destaca que “el cambio debe hacerse en la educación de las personas que desean tener o tienen mascotas”, subrayando que esto conlleva obligaciones y responsabilidades que no siempre se respetan.