Lula da Silva ganó las elecciones a la presidencia de Brasil con el 99,58% escrutado. El gran líder de la izquierda brasileña obtuvo un 50,88% de los votos y derrotó por casi dos puntos a Jair Bolsonaro, con un 49,12%. Fueron casi dos millones de votos de diferencia en este reñido balotaje. Más de 156 millones de personas estaban llamadas a acudir a las urnas para elegir entre dos modelos de país: el representado por el ultraderechista Bolsonaro, o uno moldeado desde la izquierda por Lula.
De esta manera, Bolsonaro se convirtió en el primer presidente brasileño en no lograr la reelección. Y el líder del Partido de los Trabajadores (PT), en tanto, tendrá su tercera etapa en el poder tras sus dos mandatos anteriores (2003-2010).
Cuando el escrutinio superaba el 98% de los votos escrutados, Lula Da Silva posteó en sus redes sociales una imagen de su mano sobre la bandera de Brasil y una sola palabra: «Democracia».
En la primera vuelta, los sondeos subestimaron el potencial de Bolsonaro, que finalmente acabó detrás solo por cinco puntos (43%-48%), y este domingo peleó voto a voto el balotaje.
El líder ultraderechista lideró en la primera parte del conteo de este domingo, en la que llegó a tener una ventaja de 14 puntos. Fue superado por su rival con poco más del 67% del escrutinio, cuando comenzaron a ser contabilizados los votos de las pequeñas ciudades y de las regiones periféricas. De la misma forma, en la primera vuelta, Lula, señalado por los sondeos como el favorito a vencer este domingo, se mantuvo gran parte del escrutinio en el segundo lugar y recién pasó a liderar cuando el porcentaje de votos contabilizados superó el 70%.
El líder del PT venció la primera vuelta, el 2 de octubre pasado, con el 48,4% de los votos válidos, pero, como no obtuvo más de la mitad de los sufragios, tuvo que medirse este domingo en el balotaje con el actual jefe de Estado, que recibió el 45,2%.
La jornada electoral de este domingo estuvo marcada por las denuncias que hizo el PT, en las que apuntó a la Policía Caminera Federal, que depende del gobierno de Bolsonaro, por detener a quienes se dirigían en colectivos a los distintos colegios para emitir sus votos y, aunque no les bloqueron indefinidamente el paso, si generaron importantes retrasos en todo el país, especialmente en las zonas donde el ex mandatario es más popular.