Rusia aseguró este viernes que está cerca de controlar totalmente Lugansk, una de las provincias del este de Ucrania donde se concentran actualmente la mayoría de los combates, mientras el gobierno en Kiev ordenó a sus soldados atrincherados en Mariupol deponer las armas para poner fin a una de las batallas más sangrientas en estos casi tres meses de invasión.
Después de una frustrada campaña militar en la capital y otras zonas del norte ucraniano, las fuerzas que responden al Kremlin centran sus avances especialmente en la franja oriental del Donbass, una zona parcialmente controlada por separatistas prorrusos desde 2014 que incluye las regiones de Lugansk y de Donetsk.
«La liberación de la República Popular de Lugansk está cerca de completarse», declaró el ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, en referencia a que Moscú reconoce a ambas regiones como repúblicas autónomas, aunque esta independencia no es reconocida por Ucrania ni por la comunidad internacional.
«Las fuerzas de ocupación rusas están llevando a cabo intensos bombardeos a lo largo de toda la línea de contacto y tratando de golpear con su artillería en lo más profundo de las defensas de las tropas ucranianas», dijo por su parte el portavoz del Ministerio de Defensa ucraniano, Oleksandr Motuzyanyk.
En la misma región, doce personas murieron y 40 resultaron heridas el jueves en un bombardeo en la ciudad de Severodonetsk, informó el gobernador regional.
Las fuerzas rusas están rodeando esa ciudad y la vecina Lysychansk, separadas por el río Donets, que representan el último reducto de resistencia ucraniana en la región.
Más al oeste, al menos siete personas, entre ellas un niño, resultaron heridas en un bombardeo ruso sobre un centro cultural recientemente reconstruido en Lozova, informó el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que la noche del jueves calificó como un «infierno» la situación en el Donbass.
«Los ocupantes consideran a la cultura, la educación y la humanidad como sus enemigos. Y no escatiman misiles para ello», denunció el mandatario.
Casi tres meses de ataques en Mariupol
En el sureste, la mirada está puesta principalmente en Mariupol, donde el gobierno de Ucrania ordenó a sus tropas atrincheradas en la acería Azovstal deponer las armas, tras casi tres meses de resistencia a la ofensiva rusa que arrasaron esa ciudad portuaria.
El Ministerio de Defensa ruso difundió un video en el que se ve a militares saliendo de la planta, algunos con muletas. De acuerdo al Kremlin, 1.908 soldados se rindieron esta semana en la acería.
«El máximo mando militar dio la orden de salvar las vidas de los soldados de nuestra guarnición y dejar de defender la ciudad», declaró el comandante Denys Prokopenko, miembro del Batallón Azov, reiteradamente señalado como neonazi por Moscú.
Sus efectivos, añadió en un mensaje divulgado en Telegram, siguen tratando de sacar de la planta a los soldados muertos: «Ahora espero que pronto, las familias y todos en Ucrania puedan enterrar a sus combatientes con honores».
Horas después, Rusia anunció que liberó “totalmente» la siderúrgica Azovstal, tras la rendición de los últimos soldados atrincherados.
«Desde el 16 de mayo de 2016, 2.439 nazis (del batallón de) Azov y militares ucranianos bloqueados en la acería se rindieron. Hoy, 20 de mayo, el último grupo de 531 combatientes se entregó», destacó el vocero del ministerio, Igor Konashenkov.