Todos lo conocían universalmente como el «Flaco», por su figura desgarbada, de hombros elevados que lo hacían parecer aún más delgado de lo que era. Otro Flaco, el relator José Luis Foglia, lo rebautizó como el «Fantasma», por sus inesperadas apariciones en el área que inexorablemente se transformaban en gol. Hoy el Flaco se fue con sus goles al cielo, a los 73 años.
Cuentan quiénes pudieron disfrutar de su talento que fue único e irrepetible. Y sí, lo fue. En los años ’70 y ’80, cuando el fútbol era otro y en la Liga Rafaelina todavía casi nadie soñaba con codearse con el profesionalismo, emigrar al fútbol grande era una rareza y aunque al Flaco lo tentaron, nunca se dio ese salto de calidad que hoy en día sería mucho más factible, porque condiciones le sobraban y tenía el instinto de los «matadores» del área.
Su destino fue brillar en la Liga Rafaelina y en otros clubes de la región. Jugó en Ferro, 9 de Julio, Atlético, Ben Hur, Sportivo, Quilmes, Libertad, Unión y en su amado Moreno de Lehmann. Conquistó torneos locales, participó en planteles de históricos equipos de los viejos Regionales y en todos dejó su sello de goleador implacable, dueño de un estilo irrepetible.
Es vigentemente el máximo goleador oficial de Liga Rafaelina con 182 goles, aunque se estima que en total (jugó en otras ligas) el número final rondaría las 500 anotaciones.
Luego de su retiro, incursionó en la polìtica y fue durante algunos períodos presidente comunal de Lehmann, su amado pueblo, donde también dejó su impronta en algunas realizaciones.
Con sus condiciones y su instinto goleador, en un contexto de época diferente, probablemente el Flaco hubiera brillado en otro nivel. Le tocó hacerlo entre los nuestros, donde convirtió su nombre en leyenda.
Que en paz descanses, querido Flaco Riberi!
