Este año la agenda de la feria que ya lleva 24 ediciones, se tornó prolífica y heterogénea con un promedio de 25 actividades por día, en las que desde las distintas salas del Centro Cultural Fontanarrosa y a través de actividades encarnadas por figuras de la literatura local y nacional se cruzaron concurridas mesas y charlas sobre el Mundial de fútbol, la defensa de los humedales, el género de autoayuda, la política, el teatro y el feminismo
La masiva afluencia del público se vio reflejada en muchos de los homenajes y las charlas en las que la carpa de 400 butacas se vio desbordada y cientos de lectores debieron seguir las actividades desde una pantalla gigante ubicada en el patio del predio ferial, que se convirtió en un auditorio improvisado, en donde desde el suelo y con bebidas y snacks, ningún visitante se perdió la agenda diaria de la feria.
Las charlas de Pedro Saborido, Rep, María de los Ángeles «Chiqui» González, Cecilia Ce, Samanta Schweblin (vía streaming), la función de teatro de Luis Machín y los homenajes a Gerardo Rozín, Angélica Gorodischer, Juan Forn y Roberto Fontanarrosa fueron los eventos más convocantes, según indicaron los organizadores También autores de notoria popularidad como el periodista Charlie López -autor del libro «Somos lo que decimos»- y la escritora Camila Sosa Villada pasaron alrededor de 5 horas firmando libros y recibiendo a sus lectores, que hicieron filas de varias cuadras para conocerlos en persona, hacerse selfies y entregarle recuerdos y regalos.
Las intervenciones del psicoanalista Luciano Lutereau y del escritor y periodista Reynaldo Sietecase tuvieron también una convocatoria inesperada para la organización y más de la mitad de los espectadores se quedaron sin lugar en las salas.
En cuanto a las ventas registradas, editores y libreros estimaron que vendieron entre un 30 y un 40 por ciento más que en el 2018 y coincidieron en que son números alentadores «ante un contexto económico difícil, con aumentos en los precios de los libros y los materiales como el papel». En ese sentido, los organizadores promovieron convenios con distintos bancos para generar opciones de financiación y descuentos de hasta un 30 por ciento en las compras en stands de librerías y editoriales.
Si bien las cifras no son definitivas, el stand que más vendió por su «variada oferta» y sus «precios competitivos» fue el de la Biblioteca Nacional (BN), que en su primera participación dentro de la feria rosarina debió renovar stock por la gran demanda de sus ediciones.
En el stand de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), se dispararon las ventas del reciente libro «La música de las cosas perdidas» (Eduvim y UNR Editora), del ganador del premio literario Casa de las Américas 2022, Javier Nuñez y entre las editoriales independientes de menor volumen comercial, Último Recurso Ediciones obtuvo ventas importantes de su catálogo completo, en el que sobresalieron los libros del periodista rosarino Carlos del Frade.
«El reencuentro con el público y poder volver a recomendar lecturas siempre es algo a valorar», aseguró a Télam, Nicolas Manzi, director de la editorial de la UNR. Al hacer un balance de la feria desde su mirada de editor, consideró que «fue un esfuerzo grande porque son muchos días trabajando con extensas jornadas, pero queda la sensación de que las cosas salieron bien y eso genera que uno siempre quiera seguir apostando al libro».
Por su parte, el coordinador de la Feria, Marcelo Scalona, dijo a Télam que «la cantidad de gente que circuló por el predio superó las expectativas y como esta es una feria también de la industria y las ventas fueron muy buenas, estamos más que felices».
«Queríamos que fuese celebratoria del libro pero también de la cultura rosarina. Que los visitantes entraran al encuentro de los escritores, de sus libros, y que al salir se encontraran con toda una propuesta cultural amplia. Había personas que pensaban que este tipo de eventos no podían suceder en Rosario, por el estigma de la violencia y la inseguridad, pero quedó demostrado que los sucesos populares son acogidos por los rosarinos que disfrutan de apropiarse del espacio público», destacó.
Al referirse al discurso de apertura a cargo de Claudia Piñeiro, reveló que «hubo cierta desconfianza a la hora de elegirla, cierto resquemor por lo que podría decir y yo tomé la decisión como director porque estaba seguro de su gran prestigio y de su capacidad para hablarnos de literatura desde su posición política».
«Claudia recordó, al igual que (Guillermo) Saccomanno en La Rural, la necesidad del escritor profesional que es un trabajador y que debe cobrar», recuperó Scalona y a su vez, consideró que la escritora «puso el foco en uno de los temas más dramáticos de la región como es el ecocidio» y aseguró que «a los dos días de su discurso tuvimos la represalia con el recrudecimiento de las quemas que fueron de las peores en los últimos tres años».
La apertura a cargo de la autora de «Catedrales» tuvo un fuerte tono político en un sentido amplio de la palabra y abrevó en un racconto por las leyes que hace 10 años que esperan en el Congreso para ser sancionadas. A partir de ahí, la feria estuvo signada por sus palabras y durante los diez días que duró el evento, las cuatro pantallas distribuidas por el Centro Cultural Fontanarrosa, mostraron leyendas como: «Basta de quemas», «Queremos respirar» y «Ley de humedales ya».