Junto a ellos estuvo Ariel Marín, profesor de Educación Física y entrenador, quien destacó la trayectoria del grupo: “Fue algo espectacular. Pasaron las etapas local, departamental y provincial invictos. Hace muchos años que la escuela no llegaba a un plano nacional y esta es la primera vez en 14 años que una escuela de Rafaela lo logra en 3×3. Más allá del resultado, el comportamiento y la unión del grupo fueron ejemplares.”
Entre los protagonistas, Gino Gramaglia compartió su emoción por la experiencia: “No solo fue algo lindo en lo deportivo, sino también por conocer nuevas personas de todo el país. Medirte con rivales de otras provincias te hace ver el nivel en el que estás. Pero lo más lindo fue compartirlo con mis amigos, ver el mar después de jugar… indescriptible.”
Su compañero Tomás Santi recordó cómo el torneo fue tomando otra dimensión con el correr de los partidos: “Al principio era solo para pasarla bien con amigos, pero después nos dimos cuenta de que teníamos un equipo, una familia. Cuando ganamos el provincial pensamos: ‘podemos traer una medalla’. Y lo logramos.”
Por su parte, Simón Corrado, expresó con alegría este reconocimiento: «Fue una experiencia muy linda, somos como una familia. Ganar, ir a la playa con mis amigos, convivir con chicos de otros deportes y provincias… fue inolvidable.”
Por su parte, Bautista Gentinetta, heredero de una familia de basquetbolistas, habló con emoción del orgullo de representar a su escuela: “Saber que en la escuela pusieron un proyector para vernos jugar fue una presión hermosa. Sentir el apoyo de todos nos motivó a seguir. Además, mis hermanas, Candela y Delfina, me mandaron consejos porque ya pasaron por lo mismo. Fue una experiencia única.”
El cierre de la entrevista dejó un mensaje claro: detrás de cada medalla hay mucho más que un resultado. Hay compañerismo, identidad escolar y un sentido de pertenencia que se multiplica en cada logro.