En un partido muy difícil de explicar pero que en el arranque del Mundial complica seriamente las chances del seleccionado nacional, Arabia Saudita dio el primer gran golpe de sorpresa en Qatar 2022 derrotando al combinado argentino por 2 a 1. Lo peor de todo es que Argentina no mostró ninguno de los atributos que la llevaron a conquistar la Copa América, a clasificarse con comodidad en las Elminatorias y a darle un paseo a Italia en la Finalissíma.
Aunque arrancó ganando con un penal convertido por Messi a instancias del VAR, el mismo VAR fue impiadoso con los «offsides automáticos» y anuló dos tantos de Lautaro Martínez y otro del propio Messi, todos por adelantamientos detectados con la tecnología: un hombro, un pie, unos milímetros que privaron a Argentina de una diferencia que hubiera sido definitoria en el primer tiempo.
Arabia Saudita jugaba con un bloque compacto, con todos sus defensores en línea y muy concentrados para dar el paso adelante. Y Argentina, con un De Paul muy impreciso, con Messi desconectado del juego y con Martínez y Di María muchas veces enganchados en posición adelantada, nunca pudo quebrar con el desprendimiento de los volantes o alguna proyecciòn defensiva que sorprendiera a los ordenados árabes.
El castillo de tranquilidad en que estaba asentado el juego argentino se desplomó en el arranque del segundo tiempo. Una falla en la cobertura del habitualmente impasable Cuti Romero fue aprovechado por el potente Saleh Al-Shehri, que la cruzó con gran precisión al segundo palo de Dibu Martínez. Y enseguida, en medio de la confusión argentina tras el empate, entre Di María y Romero no se animaron a meter pierna fuerte en el àrea, los árabes volvieron a golpear y esta vez fue por toda la cuenta: Al Dawsari la colgó en el ángulo. Dos ataques, dos goles y a aguantar. Y a jugar con el nerviosismo argentino.
Los cambios que ensayó Scaloni no aportaron grandes soluciones, aunque Enzo Fernández se mostró siempre para conducir. Pero el equipo nunca tuvo juego sólido como para llegar con chances hasta el buen arquero saudí, que terminó convirtiéndose en una figura destacada del partido.
En suma, fue un golpe durísimo para Argentina, que lo dejó sin un larguísimo invito y, sobre todo, sin margen de error para enfrentar a sus próximos rivales en el Grupo C, que a priori son los más fuertes: México y Polonia. Y Arabia Saudita firmó un resultado històrico que se convirtió en el gran batacazo del inicio del Mundial qatarí.