«Me trataste de funcionario que no funciona, así que yo tengo todo el derecho de decirte que lo tuyo fue una puesta en escena de campaña». Desde la mesa de comisiones del Concejo, el jefe de Gabinete Marcelo Lombardo le disparó con munición gruesa a Lisandro Mársico, que presentó una minuta de comunicación pidiendo explicaciones sobre las características de la obra que se está ejecutando en los canteros centrales. Mársico acompañó la difusión del pedido de informes con una foto que se sacó junto a la arquitecta Carla Boidi en los canteros de la polémica, y se quejó específicamente de Lombardo, por no haber respondido a un pedido de informes puntual elevado el 15 de marzo. El concejal del Frente Progresista también había apuntado que los colegios profesionales no estaban informados sobre las características de las obras, se refirió a una falta de previsión para resolver problemas de anegamientos en el área central y planteó otras observaciones que resultaron fuertemente rechazadas: los funcionarios demostraron que no sólo esos temas estaban incluidos en los proyectos de reforma del área central, sino que de hecho el Concejo participó en todas las instancias de consulta y discusiones con el Centro Comercial e Industrial y colegios profesionales que se dieron en los últimos tres años.
Fue en la mañana del este miércoles que los secretarios Lombardo, Diego Peiretti, Bárbara Chivallero y Diego Martino hicieron fila para contestarle a Mársico. El más enfático fue Peiretti: ni bien Mársico empezó a hablar y mencionó una vez más que en los canteros reformados se mantenía la superficie absorbente (básicamente, el espacio dedicado al verde y sin cubrir con cemento), Peiretti lo interrumpió.
-¿Cómo sabés que la superficie es igual o menor si estás diciendo que no conocés el proyecto?– lo interrogó, con tono acusatorio.
-Es lo que parece- replicó Mársico.
-En la nota no decís que parece, decís que es similar. ¿Cómo sabés?-insistió Peiretti, quien un rato antes había recordado todo el historial de reuniones y el proceso de diálogo con instituciones que se dio antes de comenzar el proyecto de refuncionalización, deslizando al mismo tiempo que Mársico ponía «palos en la rueda» con sus objeciones.
-Bueno…sí, lo medimos y nos dio que era menos de lo que había antes- respondió Mársico, que luego admitió un posible «error» en la medición.
La discusión fue subiendo de tono porque se notaba en los rostros de los funcionarios del Ejecutivo el enojo que provocó el planteo del concejal, que los funcionarios interpretaron como dirigido a responder al humor de las redes sociales antes que a la responsabilidad que le compete a los ediles. Es que el proyecto de reformulación del área central es bien conocido y todos los concejales, incluido Mársico, lo tuvieron en su poder: fue presentado en varias oportunidades, incluye una intervención en la plaza 25 de Mayo, la ejecución de un gigantesco reservorio de agua que estará debajo de la calle que forma el anillo interior de la plaza y que actuará como retardador de inundaciones; así como un cordón verde que incluirá árboles y plantas a colocar en el espacio entre la playa de estacionamiento a 45 grados y las calles que circundan al anillo interno de la plaza.
Por supuesto también habrá otras obras en el microcentro, como el reemplazo y unificación de veredas. En el punto del área verde o superficie absorbente, el proyecto contempla un incremento total de más de 120 metros cuadrados de área verde adicional, en comparación con lo que había hasta ahora. Sólo el cantero ubicado entre San Lorenzo-Güemes y Sargento Cabral-Pueyrredón se reducirá en su área verde, ya que allí se aprovechará el espacio para extender la superficie de atención de los locales gastronómicos, hecho que fue consensuado con el CCIRR.
«Si querías plantear objeciones tenías que venir antes», fue un argumento de los funcionarios. Tanto Chivallero como Martino se explayaron en detalles y características de lo que se está haciendo y negaron que haya un ocultamiento de información, pero fundamentalmente dejaron entrever que el nivel de ocupación de técnicos y funcionarios dedicados a resolver los problemas de la obra pública en la ciudad -Chivallero enfatizó que «estamos teniendo un nivel de inversión como nunca se vio en la ciudad y un apoyo histórico de la provincia y la Nación, este es un momento único en la historia que lo tenemos que aprovechar»- se contradice con las urgencias y algunas puestas en escena de los ediles, enfocados en responder a algunos cuestionamientos de vecinos que no tienen respaldo institucional, sino que opinan simplemente como ciudadanos de Rafaela. Con derecho, por supuesto, pero muchas veces desconociendo aspectos que los concejales sí tienen obligación de conocer.
También la radical Alejandra Sagardoy salió al cruce de Mársico, al cuestionar que el concejal demoprogresista citara críticas de instituciones de discapacitados al proyecto de obras en el microcentro. «Ni vos ni ninguna institución en particular hizo conocer esas quejas en las reuniones de la Comisión Asesora de Discapacitados, que integramos y donde se deben plantear esos temas», disparó Sagardoy, molesta porque interpretó que las actitudes de Mársico también dejan en offside al resto del cuerpo, al plantear cuestiones extemporáneas.
A su turno, el peronista Juan Senn también se reservó un tiempo para el acting. Se paró para mostrarle a Mársico, desde la pantalla de su celular, que todos los planos y los detalles del proyecto estaban en el expediente de una ordenanza que el pleno del Concejo votó en marzo, relacionada con la compra de mobiliario urbano para los canteros del microcentro, que comenzarán a ser colocados justamente este jueves. «Sí, Juan, lo tengo», contestó Mársico, con una sonrisa irónica, viendo que los cachetazos le venían desde todos lados.
El radical Leonardo Viotti también intervino, en este caso para preguntar sobre quién afronta el costo de los detalles de terminación que se están ejecutando en los canteros centrales. Chivallero confirmó que ese dinero sale de las arcas del municipio, porque la financiación del programa nacional Argentina Hace sólo alcanza a la obra «gruesa».