FUENTE: AGENCIA TÈLAM
Cuando los brigadistas de distintos organismos nacionales y los vecinos de diferentes pueblos correntinos elevan la vista al cielo, esperando las lluvias que puedan aplacar los incendios forestales que ya consumieron más de medio millón de hectáreas, encuentran los helicópteros que a pesar del humo que reduce la visibilidad cumplen tareas vitales como el reconocimiento de nuevos focos y el despliegue de brigadistas en el territorio.
Un helicóptero de la Fuerza Aérea, uno del Ejército y otro de la Policía Federal operan junto a sus tripulaciones y personal técnico desde hace una semana en la escuela rural de la localidad correntina de San Miguel que se convirtió en el centro de comando y base operativa de una fuerza conjunta integrada por organismos nacionales, empresas públicas y equipos especializados de media docena de provincias que luchan contra los incendios forestales que ya consumieron más de medio millón de hectáreas en el norte de la provincia de Corrientes, y que comienzan a avanzar sobre el sur de Misiones.El mayor Fernando Segovia, jefe de la sección de Aviación de Ejército XII de la localidad misionera de Posadas, afirmó a Télam que están «operando en la zona desde hace una semana cumpliendo distintas actividades en apoyo al Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SMNF), al comienzo de cada día hacemos vuelos de reconocimiento para identificar focos de incendio, y una vez que se establecen los puntos de despliegue hacemos vuelos transportando entre 5 y 7 brigadistas hacia sus objetivos».
«También, en alguna oportunidad, nos tocó llevar víveres a personal que por alguna situación -en los incendios que estaban combatiendo- debieron permanecer más de un día» en el lugar del foco ígneo, explicó.
«Mi copiloto acertó al describir lo que vemos en estos vuelos como una verdadera zona de guerra. Por momentos la cantidad de humo y la multiplicidad de focos activos y el caos se hace evidente desde el aire y recuerdan las imágenes televisivas de Bagdad con los pozos petroleros incendiados»Mayor Fernando Segovia
El piloto del Bell UH-1H asignado al operativo advirtió que «el humo condiciona mucho los vuelos, nos dimos cuenta que sobre todo por la mañana la visibilidad está muy reducida porque encontramos bancos de humo muy densos en distintos puntos. Eso nos obliga a tener que rodearlos aumentando los tiempos de vuelo previstos y el consumo de combustible».
«Es una situación que también aumenta el desgaste de la tripulación porque la visibilidad reducida dificulta identificar puntos de aterrizaje, y eso implica sobrevolarlos más para verificar por dónde podemos ingresar de manera segura. En alguna ocasión nos ha tocado regresar a la base sin poder cumplir con el reconocimiento de un punto porque el humo no permitía operar con seguridad», explicó.Corrientes: Brigadistas luchan contra la voracidad del fuego
«Mi copiloto acertó al describir lo que vemos en estos vuelos como una verdadera zona de guerra. Por momentos la cantidad de humo y la multiplicidad de focos activos y el caos se hace evidente desde el aire y recuerdan las imágenes televisivas de Bagdad con los pozos petroleros incendiados», explicó.
También ven «animales corriendo por todos lados tratando de escapar de las llamas en todas direcciones, y unos esteros del Iberá que deberían tener agua y los encontramos secos», completó Segovia.
La teniente Amparo Fernández, copiloto de la tripulación del Bell 412 de la VII brigada aérea que se sumó dispositivo de lucha contra los incendios, dijo a Télam que «el trabajo que tenemos es colaborar con la identificación de focos y fuegos para que el SMNF pueda diseñar el plan de acción y el despliegue de brigadistas».
En este sentido, indicó que «el área de los esteros tiene muchos puntos de difícil acceso por tierra en condiciones normales y que en ese contexto es aún más complejo. Hay focos que quizá no están demasiado lejos del campamento, pero no se puede acceder ni con las camionetas 4×4, y ahí es donde nosotros debemos poder llevar y traer a los brigadistas de una manera segura».
«El calor también es un factor que incide en nuestra operación porque cuando sube mucho la temperatura debemos reducir la carga de los helicópteros lo que significa llevar menos brigadistas por vez y aumentar la cantidad de vuelos», completó.
El puesto de mando del campamento recibió la alerta sobre una cantidad de caballos encerrados entre las llamas y las alambradas, segundos después un grupo de brigadistas con herramientas para cortar candados ya volaba en esa dirección a bordo del EC-145 de la Policía Federal.