La alcaldesa de Tampa, Jane Castor, dijo a la CNN que todavía estaban limpiando la ciudad tras el paso de Helene y que la lluvia de la nueva tormenta sería «bastante difícil, sin mencionar la marejada ciclónica y los daños causados por el viento».
El presidente dijo en un comunicado que su gobierno estaba preparando «recursos para salvar vidas».
Los científicos sostienen que el cambio climático probablemente juega un papel en la rápida intensificación de los huracanes, porque superficies oceánicas más cálidas liberan más vapor de agua, lo que les proporciona a las tormentas más energía y en consecuencia intensifica sus vientos.
Helene irrumpió en la costa de Florida como huracán de categoría 4 el 26 de septiembre y dejó un tendal de destrucción tierra adentro hasta las montañas de los Apalaches, con lluvias torrenciales e inundaciones.
La tormenta causó más de 220 muertes, lo que la convierte en el desastre natural más mortífero que ha azotado al país desde el huracán Katrina en 2005. Y la cifra de fallecidos sigue aumentando.