La jueza de Investigación Penal Preparatoria Cristina Fortunato resolvió el sábado, tras una extensa audiencia de más de dos horas, dejar en prisión preventiva por el tiempo que dure el proceso a Monique A., una brasileña de 31 años que se encuentra imputada por la presunta coautoría del delito de estafa en perjuicio del futbolista Claudio Bieler. La medida cautelar había sido soliciada por el fiscal Guillermo Loyola. La imputada fue defendida por el abogado Federico Scarinci, en tanto que a la audiencia asistió también el Dr. Carlos Farías Demaldé, quien en las próximas horas se constituirá formalmente como representante legal de la víctima.
El grupo
Monique estuvo en pareja hasta hace dos meses con Isaac Emanuel T., quien junto a su padre Roberto T., y el ciudadano brasileño Willyam I. permanecen en condición de prófugos. Monique e Isaac son padres de tres niños de 4, 6 y 9 años, aunque en los documentos de identidad de los chicos sólo figura el nombre del padre, ya que por costumbres de la comunidad gitana, a la que pertenecen los imputados, no se los anota con el nombre de sus madres.
La relación de Bieler con el grupo comenzó el 10 de mayo de este año. Según explicó el Dr. Guillermo Loyola en su imputación, el futbolista se encontraba en un mal momento personal y buscó ayuda de tipo espiritual. En ese contexto, por referencias de terceros habría llegado hasta una cuenta de Instagram de alquien que se presentaba como «Paisa» o «Maestro Yaco». El tal «Maestro Yaco» era el brasileño Willyam I., quien vinculó a Bieler con Victoria Martínez, el alias que usaba Monique como «identificación profesional» en el rubro del tarotismo. Monique se presentó a sí misma como tarotista, aunque en las redes prefería denominarse «ansióloga».
El precio de la ayuda
Desde el primer día para Bieler debió estar claro que había un precio que pagar por los servicios de la «ansióloga». Hizo pagos por 15 mil, 48 mil, 50 mil y 30 mil pesos respectivamente, más otros 100 mil que se completaron entre el 10 y el 22 de mayo.
El costo le fue pareciendo elevado al futbolista, pero según Monique había «gastos» que cubrir para los distintos ritos: velas, santos, frutas y otros elementos que eran necesarios para la «sanación».
Además, también había viáticos, porque para «profundizar» la sanación Monique se tuvo que trasladar a Rafaela, con el fin de curar los bienes personales del cliente. Llegó en una camioneta Toyota, acompañada por su pareja, Isaac T., y por sus hijos. Alquilaron dos habitaciones por algunas noches en el hotel Amerian. Los videos aportados por la acusación muestran a la impactante Monique -piel blanca, rasgos con un ligero parecido a la actriz Angelina Jolie, cabellos negros cubriéndole la espalda, largas pestañas- con ropas ìntegramente blancas, que formaban parte de la puesta en escena de las «sanaciones». Bieler la iba a buscar con su auto y esa fue uno de los argumentos de la defensa: no era Monique la que buscaba a Bieler para estafarlo, fue el jugador el que recurrió a sus servicios.
Al hacer uso de la palabra, la tarotista no negó ni la contratación, ni los contactos por IG, ni las características de la ayuda aportada al futbolista. Tampoco el dinero recibido vía transferencias. Sólo negó enfáticamente haberle pedido dólares para incluirlos en el proceso de «sanación». «Nunca hubo dólares», dijo la mujer, en un castellano muy conprensible, con acento brasileño.
Los malditos dólares
Según la descripción del fiscal, la estafa se consumó cuando Monique comenzó a convencer a Bieler de que una parte considerable de los problemas que lo afectaban estaban relacionados con sus ahorros. Dólares. Había que «limpiarlos», sugirió. Siempre de acuerdo a la denuncia, Bieler reunió 71.700 dólares, a los que debía poner sobre una toalla, entre el sommier y el colchón. Había ritos, oraciones y otros pasos dentro del proceso de «limpieza» del dinero. En algún momento, Monique -o su pareja, quien está inscripto en la AFIP como titular de una agencia de autos- se habrían apropiado del dinero con el fin de completar los ritos en otro lugar. La sede del culto al que invocaba Monique está en Pilar, también en el norte del conurbano bonaerense. Bieler no sólo entregó esos dólares: le habrían pedido más y cuando el futbolista aseguró que no tenía más, lo convencieron de filmar un vivo en las redes sociales para pedirle a otros fieles ayuda, e incluso lo habría hecho a través de una carta.
El fiscal deberá probar que los dólares pasaron efectivamente a manos de Monique y su grupo. En la audiencia cautelar, Loyola sacó un as de la manga: el testimonio de Gerardo Pascual Z., un jubilado de Buenos Aires que luego de leer la historia de Monique en los medios nacionales, la reconoció como la misma mujer que lo despojó de 55 mil dólares con similar modus operandi. Se comunicó con la Fiscalía local y dejó su testimonio por zoom. Allí aseguró que ahora está bajo tratamiento psiquiátrico tras la relación traumática que tuvo con la mujer y su grpo, que fue amenazado de muerte y que tiene mucho miedo porque la mujer, lejos de devolverle el dinero, le exige más.
Entre las evidencias mencionadas por Loyola figuran escuchas telefónicas hechas al grupo, pero varias de ellas están en romaní, el lenguaje con el que se comunican los integrantes de la comnunidad gitana.
Para fundamentar el pedido de prisión preventiva de la mujer -la estafa es un delito exacercelable, por la expectativa de pena mínima que tiene-, Loyola habló de las dificultades que se encontraron los investigadores de la AIC para dar con su paradero. Y de los riesgos procesales que implicaría su permanencia en libertad. Monique cayó cuando llegaba en remise a un domicilio de Arenales al 1.500, en la localidad de Martínez, un distrito residencial del norte bonaerense. Pero antes, el domicilio de Monique estaba en un piso 9 de Avenida del Libertador al 600, una de las zonas más exclusivas de Buenos Aires, de donde se fueron sin pagar el último mes de alquiler, llevándos algunos electrodomésticos y dejando ciertos recuerdos como de quien se va a las apuradas, como por ejemplo un par de pasaportes brasileños. En la casa de Martínez, cuando la DDI de San Isidro fue a relevar el lugar para un informe socioambiental, observó que no había nadie y que aparentemente tampoco habría muebles en el interior.
Al que la justicia también busca es a su socio, el «Maestro Yaco», William I., quien tiene dos BMW -uno con patente brasileña y otro radicado en Argentina-, ambos a su nombre, así como también un VW Gol, mientras que Monique llegó a Rafaela con el padre de sus hijos en una camioneta Toyota, que también tiene pedido de secuestro porque no pudo ser hallada. Isaac Emanuel T. y Roberto T., esposo y suegro de Monique respectivamente, también permanecen prófugos. Al menos uno de los BMW del Maestro Yaco está incautado como parte de la causa. Los vehículos habrían sido adquiridos mucho antes del supuesto despojo que se investiga, por lo que su subyace la pregunta: ¿adónde fueron a parar los dólares?
Monique le dijo a la jueza que la separación «no es aceptada en la comunidad gitana» y que la está pasando muy mal por haberse separado de Isaac, decisión que tomó hace dos meses. En las dos audiencia en que se la vio, la imputada lució pantalones y ropa completamente negra: ni la indumentaria blanca de las «sanaciones» ni los largos vestidos o polleras que suelen caracterizar la vestimenta de las mujeres gitanas. Fortunato no consideró que esos argumentos sean lo suficientemente fuertes como para pesar más que los peligros procesales que implicarían la aplicación de medidas alternativas a la imputada.
Monique también negó que el futbolista la haya contratado por temas relacionados con su presente deportivo, sino que fue por cuestiones personales y a su relación con su expareja. También rechazó que en algún momento le haya dicho a Bieler que no tenía que viajar a Reconquista a ver a su hija porque le ocurriría alguna desgracia. Y reiteró que la plata que el jugador transfirió a distintas cuentas eran para pagar gastos de los ritos y también del viaje que hizo ella con su familia a Rafaela.
Su abogado fue más lejos: calificó de «malísimos» a los trabajos de campo ordenados por el fiscal y a la investigación de la AIC y cuestionó que se investigue un delito cuando «fue Bieler el que buscó a mi clienta y el que inventó todo esto», al parecer por los malos resultados de la «ayuda espiritual». Scarinci también dio detalles de las cuentas bancarias del jugador y expresó dudas sobre algunas partes del testimonio que el futbolista hizo ante la Fiscalía.
El caso, que ganó títulos a nivel nacional, seguirá su curso en la justicia rafaelina, mientras la glamorosa Monique transcurre sus días en la tórrida y superpoblada Alcaidía de Rafaela.