Una emergencia que puso en peligro la vida de un bebé de un año y medio puso a prueba la capacitación de los agentes de la GUR que intervinieron y lograron salvarle la vida a la criatura.
El hecho ocurrió en una vivienda de Corti al 900, cuando el bebé ingirió accidentalmente una bolita de vidrio. El objeto obstruyó sus vías respiratorias y el niño comenzó a expresar síntomas de ahogamiento. Su mamá, al comprobar lo que sucedía, no pudo hacerle expulsar el objeto y, desesperada e impotente, se dirigió a la casa de una vecina para pedir ayuda. Desde allí partió el llamado al 105, el número de emergencias de la GUR.
Francisco Favre y Lucía Linares fueron los agentes que primero llegaron al lugar. Francisco aplico la denominada «maniobra de Heimlich», que consiste en tomar al niño desde atrás y presionar con fuerza sobre su diafragma. De esta manera, el niño -que ya tenía la coloración violácea que padecen quienes sufren la falta de oxígeno- expulsó la bolita y volvió a respirar con normalidad.
Mientras todo esto sucedía, otros agentes de la GUR contuvieron a la familia y a los vecinos en medio del gran nerviosismo y conmoción que provocó la emergencia. Finalmente, el niño fue trasladado al Hospital Pediátrico del barrio Los Arces, donde fue revisado para verificar que no hubiera sufrido ninguna otra consecuencia, pero estaba plenamente recuperado del mal momento.