Por Miguel González
Con una fría gacetilla de prensa de cuatro párrafos, el intendente Luis Castellano dio a conocer en la jornada de este martes los cambios de gabinete que se venían anticipando, y sin sorpresas. Así, tal como había anticipado Bien Despiertos en oportunidad de la reciente incorporación del doctor Diego Lanzotti como nuevo subsecretario de Salud del municipio, tras la salida de Martín Racca para ocupar su banca en el Concejo, finalmente se concretó el reemplazo de Amalia Galantti al frente de la Jefatura de Gabinete.
Se trata del puesto más relevante del equipo de colaboradores del intendente. Y ahora ese cargo lo ocupará Marcelo Lombardo, que era uno de los candidatos más firmes (de hecho, se especulaba con solamente tres posibles aspirantes a la Jefatura: el propio Lombardo, el exconcejal Jorge Muriel y la actual secretaria de Desarrollo Social, Myriam Villafañe) para sentarse en la oficina ubicada en el ala Este del quinto piso y que está separada sólo por una puerta del despacho del propio intendente.
Lombardo ya cuenta con amplia experiencia en la gestión pública, toda vez que fue secretario de Desarrollo Social; luego concejal y venía siendo secretario de Gobierno y Participación. Como referente del Sindicato de Obreros de la Industria del Vestido y Afines tiene el respaldo de la CGT Regional Rafaela, que viene jugando sus propias cartas en el andamiaje político local. Además, a Lombardo se le reconocen algunas virtudes importantes, de las que carecía Galantti: buena relación en general con los referentes de la oposición, y también capacidad de llegada con los empleados municipales, que en última instancia son los ejecutores de las políticas públicas. Este último dato, que parece poco importante en los análisis generales, es muy significativo para lo que viene, que son los dos años en los que el oficialismo deberá imponer un nuevo nombre en reemplazo de Castellano. Si la casa no está en orden -y actualmente no lo está, como queda demostrado en las elecciones de término medio, que el oficialismo ha perdido por paliza en los últimos dos períodos-, al oficialismo le faltará su principal base de sustento para intentar retener la Intendencia.
Llamó la atención la brevedad del anuncio del intendente, en la semana de Navidad justamente y en vísperas de que el Concejo vote el Presupuesto 2022, lo que ocurrirá el jueves 30. No hubo una palabra de reconocimiento ni de despedida para Galantti, por quien Castellano apostó fuerte en 2015, dándole primero la jerarquía de secretaria de Auditoría y luego nada menos que la Jefatura de Gabinete, para reemplazar a un histórico como Marcos Corach, convertido luego en ministro de Perotti. Galantti llegó al cargo con chances de integrar la grilla de posibles herederos de Castellano. Ahora, la gacetilla de despedida dice textualmente que «se dio a conocer que Amalia Galantti pasará a ocupar su cargo de abogada de planta permanente de Fiscalía municipal».
Una simple mención de ese tipo, despojada de toda sensibilidad, refleja lisa y llanamente un envío a casa de la funcionaria saliente y no parece el fruto de una salida consensuada y natural. Además, deja heridas abiertas de las del tipo que a Castellano ya le provocaron alguna hemorragia, como le pasó con Delvis Bodoira. En todo caso, no se deberían haber ahorrado algunas palabras cálidas y sinceras, más allá de las consideraciones que llevaron a tomar la decisión del relevo, después de haber compartido la intimidad de las decisiones en momentos muy difíciles como los que se vivieron en la pandemia entre personas con altas responsabilidades públicas.
Muriel y Aimar
Por otra parte, la llegada de Jorge Muriel a Gobierno no fue más que la confirmación de un acuerdo que se adivinaba desde el mismo momento en que Muriel decidió bajarse de cualquier intento de renovar su mandato. Con la experiencia recogida en el Concejo, le tocará asumir por primera vez un cargo ejecutivo, en un área de alta exposición como es Gobierno, entre cuyas incumbencias está el abordaje de la problemática del tránsito. Muriel también llega con un cuaderno de tareas para cumplir, entre ellos un reordenamiento del área de Protección Vial y Comunitaria que el propio Castellano pretende llevar adelante cuanto antes.
Finalmente, la incorporación de Nahuel Aimar -exsecretario de bloque de Juan Senn en el Concejo- es parte de una estrategia de alineamiento interno. Aimar hizo una campaña muy buena en las PASO y cumplió a rajatabla con el principio fundamental de las internas: el que gana conduce y el que pierde acompaña. Ahora le darán una responsabilidad significativa, que es encargarse de abordar, desde una coordinación, la problemática de la juventud y de la nocturnidad, protagonistas y escenarios de frecuentes situaciones de desborde que llevan a consecuencias imprevisibles. Agregar otro cargo a la ya voluminosa estructura política del gobierno municipal no caerá bien, desde ya, en los vecinos de Rafaela.
Todo indica que ya está el equipo de colaboradores del intendente que tendrá a su cargo la tarea de conducir el barco al 2023. En ninguno de los nombres del gabinete se vislumbra un potencial candidato a intendente que aparezca como sucesor de Castellano. Sin figuras relevantes en el equipo propio y sin alternativas visibles en el horizonte político, cada día que pasa crece la sensación de que el propio Castellano espera un «operativo clamor» que lo catapulte a la búsqueda de un inédito cuarto mandato. Los que lo frecuentan aseguran que se lo ve cansado y demasiado susceptible ante el permanente inconformismo de gran parte de la sociedad rafaelina. Eso dicen los que lo frecuentan. Los que lo conocen, que son muchos menos, no están tan seguros de que el intendente cuelgue el saco en 2023 sólo para volver a su casa.