El mal estado de mantenimiento que luce la Terminal de Ómnibus de Rafaela no es un secreto para nadie que pase por ese lugar y tampoco deja de ser observado por quienes la transitan, de paso por la ciudad. Pero ciertamente hay atenuantes, el principal de los cuales ha sido el tremendo impacto de la pandemia en todo el sistema de transporte de pasajeros. Las empresas lo sufrieron con la anulación completa de los servicios interurbanos durante muchos meses y las Terminales, por la misma razón: sin pasajeros, se transformaron en desiertos sin entradas de dinero. Para colmo de males, la paulatina regularización de los servicios incluyó nuevas pautas de consumo y de adquisición de pasajes y ahora las boleterías son un costo que muchas empresas no quieren afrontar, porque se organizan en plataformas electrónicas para la venta de pasajes.
Con ese panorama, Carlos Casinerio, titular de la Concesión de la Terminal de Ómnibus de Rafaela, y Hernán Gunzinger, administrador de la misma, concurrieron al Concejo Municipal en la mañana de este martes, con el fin de pedir un “acompañamiento” en las políticas públicas y una revisión de la ordenanza vigente, a efectos que el Estado pueda colaborar en el mantenimiento y la modernización de la Terminal, cuyo contrato de concesión vence en 2040.
De las 20 boleterías disponibles, hay 8 que están vacías. Y otras dos están ocupadas porque en su momento las empresas que las habían alquilado tomaron doble ubicación y el concesionario les mantuvo ese servicio, pero cobrando sólo por una boletería. Así, la mitad de las boleterías están ociosas, pese a que hay 15 empresas que tienen servicios con paradas en la Terminal.
De los 11 locales comerciales disponibles hay 4 vacíos. Y el más importante, que es el bar comedor, paga 40% del alquiler normal, porque también bajó notablemente la cantidad de pasajeros que pasan por la estación. Y como este comedor trabaja también con muchas empresas de turismo que realizan viajes especiales, la actividad se vio notablemente resentida: recién ahora se restablecerán los viajes grupales.
Con esos números, la facturación del concesionario cayó al 45% actual, pero durante gran parte de la pandemia sólo recaudó el 5%, o sea, perdió el 95% de sus ingresos.
Ahora, hay gestiones para que el Ministerio de Transportes de la Nación financie obras de mantenimiento y modernización, que incluyan la posibilidad de una revisión de los términos de la concesión, para lo cual se debe contar con la aprobación del Concejo. El tema quedó en agenda, en el entendimiento de que la Terminal es una gran vidriera para la ciudad. Y de que hay otros desafíos en puerta: ¿qué pasará, por ejemplo, cuando se habilite la Variante Rafaela y el tránsito de camiones y micros de larga distancia pase por esa autopista fuera de la ciudad? El tema preocupa a los concesionarios y plantea la necesidad de establecer una traza de acceso y salida que sea rápida, funcional y que seduzca, con algún servicio importante, a las empresas que habitualmente transitan por la RN 34.
La idea es continuar conversando, pero con urgencia dada la necesidad de hacer trabajos que permitan un mantenimiento razonable de la infraestructura, que pertenece al Estado y que debe ser resguardada.