La familia de Sergio Vaca vive una incertidumbre angustiosa: el hombre, argentino de 51 años, desapareció luego de emprender un viaje espiritual a Asia en 2022.
Según relatan sus hijos, Vaca se instaló en un monasterio budista, dejó de usar redes sociales y su último contacto fue una carta electrónica. Tres años después, “no hay registro” alguno de su paradero, según denuncian sus allegados.
La partida y los mensajes finales
Hasta mediados de 2022, Sergio residía en Valencia, España. Pero ese año decidió cambiar de rumbo: les dijo a sus hijos que quería “experimentar cosas nuevas” y se fue a Asia para emprender un retiro espiritual.
En sus comunicaciones, siempre por correo electrónico —ya que había dejado de usar WhatsApp e Instagram—, mencionó que trabajaba como intérprete en un monasterio budista ubicado en Laos, cerca de la frontera con China.

En su último mail, fechado en noviembre de 2022, expresó que necesitaba paz, afirmó que su estadía sería de un año y prometió retomar el contacto después.
También habló de precariedad, describiendo que vivía lejos, y compartió estados emocionales contradictorios: en un mensaje decía tener acceso a internet desde “una oficina muy lejos de su casa”; en otro, estaba desanimado.
Las dudas y la búsqueda internacional
Al no recibir noticias pasado el año que él mismo había planteado para su retorno, la familia comenzó a preocuparse.
Su hija Eliana, que actualmente vive en Brasil, recorrió grupos en Facebook de argentinos en países como Tailandia, Vietnam, Camboya y Laos, con la esperanza de encontrar alguna pista.
Allí advirtió algo inquietante: según esos usuarios, no existía un monasterio budista en la zona que su padre decía, y en muchos templos de Asia no aceptan extranjeros para trabajar como intérpretes.
La investigación tomó un nuevo impulso cuando las autoridades argentinas fueron alertadas: Eliana denunció la desaparición ante Cancillería mediante correos electrónicos; su hermano hizo lo propio en Córdoba a través de la Policía Federal, que tiene conexión con Interpol.
La Oficina Central Nacional de Interpol Argentina también emitió una alerta amarilla, lo que permite que otros países miembros intervengan en la búsqueda.
En la ficha de Interpol figuran los rasgos físicos de Sergio: mide aproximadamente 1,80 metros, pesa unos 80 kilos, tiene el cabello canoso (o rapado) y los ojos oscuros.
Al mismo tiempo, Cancillería informó a sus hijos que no hay registros que acrediten que Sergio ingresó a Asia, lo que agrava la preocupación familiar.
Contradicciones e incertidumbre
Ante la falta de certezas, la familia ha puesto el foco también en los correos que el hombre envió antes de desaparecer. Según cuentan, algunos mensajes parecían provenir de oficinas o zonas urbanas, otros desde entornos remotos, lo que genera dudas sobre si realmente estaba donde decía.
Además, la dirección de correo que utilizaba dejó de funcionar, y cuando intentaron escribirle ya no recibían respuesta.
Eliana no duda de que los mails eran verdaderamente de su padre: “en las últimas comunicaciones él habla de sentimientos muy específicos, de lo mal que estaba, es claramente su voz”, declaró.
Pero esas manifestaciones emocionales no bastan. A la familia le preocupa que nunca haya constancia documental de que circuló por los lugares que mencionó.
Por ahora, la búsqueda continúa con la presión mediática y el pedido de colaboración internacional. El caso expone desafíos complejos: rastrear a una persona que voluntariamente se aisló, en un país con mapas poco precisos, y en un contexto cultural muy distinto. Más allá del misterio, sobrevuela el miedo de que este retiro espiritual haya terminado en algo mucho más grave.




