En diálogo con radio Mitre Santa Fe, el economista y director ejecutivo de Libertad y Progreso, Aldo Abram, trazó un diagnóstico crítico sobre las décadas previas, marcadas —dijo— por un Estado que sistemáticamente gastó más de lo que recaudaba, se endeudó en exceso y, al agotar el crédito, recurrió a la emisión y a crisis recurrentes. Consideró que desde el inicio del actual gobierno hubo un cambio de comportamiento al equilibrar las cuentas y pagar intereses con recursos propios.
Al ser consultado por los nuevos préstamos que obtiene el país, planteó que no se trata de un “nuevo festival de deuda”, sino de un cambio de acreedores para evitar un nuevo default, en un contexto en el que —por el historial de incumplimientos— quienes prestaron en el pasado hoy no refinancian capital.
Mirando al día después de las elecciones, afirmó que el primer factor para frenar la desconfianza es que el electorado ratifique en las urnas la continuidad del rumbo fiscal, y que el Congreso logre sostenerlo con leyes consistentes. Entre las reformas urgentes, ubicó la laboral, a la que responsabilizó por 20 años sin creación de empleo privado formal y por casi 50% de informalidad.
Finalmente, sostuvo que un triunfo de fuerzas que impulsen un retorno a políticas del pasado reactivaría la presión cambiaria: más gente dolarizando ahorros, menos consumo e inversión, caída de reservas y mayor riesgo de crisis. En cambio, un resultado que confirme la continuidad del programa —planteó— podría estabilizar expectativas y moderar esas tensiones.





