La noticia generó conmoción en todo el país: Acaí, una joven yaguareté liberada el pasado 5 de octubre como parte del proyecto de recuperación de la especie en El Impenetrable chaqueño, habría sido asesinada a manos de cazadores. La información fue confirmada por Marisi López, coordinadora de Parques y Comunidades de los proyectos Impenetrable e Iberá de la Fundación Rewilding Argentina, en diálogo con Radio Mitre Santa Fe.
La organización viene trabajando desde hace años en distintos puntos del país para recuperar la población de yaguaretés, una especie en grave riesgo de extinción de la que solo quedan entre 200 y 250 ejemplares distribuidos en el norte argentino. Mientras que en Corrientes se avanza con la reintroducción —tras su desaparición total— en Chaco se trabaja con la suplementación de individuos debido a la escasa presencia de hembras.
Acaí, nacida en Iberá y trasladada al Chaco, había sido equipada con un collar que emite señales GPS y VHF para su monitoreo en libertad. Sin embargo, pocos días después de comenzar su recorrido fuera del área protegida, la señal comenzó a fallar hasta emitir un alerta de mortandad. La ubicación llevó a los equipos hasta el río Bermejo, límite natural entre Chaco y Formosa, donde el collar apareció arrojado, lo que refuerza la hipótesis de una matanza deliberada.
“Todo indica que la mataron, le sacaron el collar y lo arrojaron al río pensando que no lo íbamos a descubrir”, explicó López. Aunque se descarta la presencia de cotos de caza organizados en la zona, sí se reconoce una fuerte actividad de cazadores furtivos. La investigación apunta tanto a grupos de cazadores como a vecinos que desconocen la importancia ambiental del yaguareté.
El caso ya está en manos de la Justicia Federal, luego de que Parques Nacionales presentara la denuncia correspondiente. Tanto la Fundación Rewilding Argentina como el gobierno de Chaco se constituyeron como querellantes. En el marco de la investigación se realizaron allanamientos, incautaciones de armas y celulares, y operativos de Prefectura, bomberos y policía en el río para recuperar el collar y rastrear el cuerpo del animal.
La gravedad del hecho reaviva un reclamo clave: la necesidad de penas más severas. La caza del yaguareté está penada por ley al tratarse de un monumento natural nacional, aunque los antecedentes de condenas efectivas son escasos. Por eso, distintas organizaciones exigen que esta vez la sanción sea ejemplar.
Mientras tanto, el Ministerio de Seguridad difundió una recompensa de 250 millones de pesos para quienes aporten información certera. Según explicó López, el monto surge de una estimación realizada por Parques Nacionales sobre el valor ambiental y económico que representa cada ejemplar de una especie en peligro crítico.
La coordinadora también recordó el rol esencial que cumple el yaguareté en los ecosistemas donde habita: como depredador tope, regula poblaciones de especies herbívoras, evita desequilibrios y contribuye a la salud ambiental, un factor directamente vinculado a la salud humana. Además, su presencia impulsa economías locales basadas en turismo de naturaleza.
Para evitar que hechos como este se repitan, López insistió en fortalecer la educación ambiental, profundizar el trabajo comunitario y reforzar los controles en zonas de riesgo. “Tenemos que redoblar esfuerzos”, remarcó, al tiempo que invitó a la ciudadanía a seguir y contactar a Rewilding Argentina a través de sus redes y página web ante cualquier dato o avistamiento.
