Según fuentes cercanas, el artista sufrió una descompensación en una clínica privada de Añatuya, donde lamentablemente perdió la vida pese a los esfuerzos del personal médico.
Pastor Luna deja un legado invaluable en la música popular santiagueña, especialmente en el chamamé, género al que dedicó gran parte de su vida. Su talento, su calidez humana y su constante compromiso con la cultura popular hicieron que su obra trascendiera generaciones, convirtiéndolo en un referente imprescindible de la música regional.
Su partida provoca un profundo sentimiento de tristeza en la comunidad artística y entre quienes lo admiraban por su capacidad de transmitir emoción y alegría desde los escenarios. Será recordado con respeto, cariño y gratitud por todo lo que brindó, tanto dentro como fuera del ámbito musical.
En la memoria de los santiagueños y en la historia del chamamé, Pastor Luna permanecerá como un símbolo de pasión, entrega y amor por la música popular.
