A tan solo días del inicio del Cónclave, el Vaticano ultima detalles para la elección que elegirá al sucesor del papa Francisco. Este viernes, trabajadores llevaron a cabo la instalación de la tradicional chimenea en la Capilla Sixtina, por donde se informara – con fumata negra o blanca – si el Colegio Cardenalicio logró llegar a un acuerdo para designar a un nuevo Sumo Pontífice.
La ceremonia para elegir a la nueva autoridad de la Iglesia Católica comenzará el próximo 7 de mayo desde las 11:30, hora argentina. Finalmente, serán 134 cardenales los habilitados para ejercer su voto.
En detalle, este viernes por la mañana se realizó la instalación del tradicional conducto metálico, montado sobre el techo de la Capilla, que cumple una función crucial en el ritual: emitir humo negro o blanco según el resultado de las votaciones.
Cada dos rondas de votación, las papeletas emitidas con votos de los cardenales son quemadas en un horno especial. Si no hay acuerdo, se añade una mezcla química —incluyendo perclorato de potasio, antraceno y azufre— que provoca humo negro. Por otro lado, cuando se alcanza la mayoría necesaria de dos tercios, una nueva fórmula produce el esperado humo blanco que anuncia al nuevo pontífice a todos los presentes el la plaza de San Pedro y en el mundo.
La última vez que se activó este sistema fue el 13 de marzo de 2013 – más de 12 años atrás -, cuando, tras el quinto escrutinio, el humo blanco señaló la elección del cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, quien minutos después se presentó como el papa Francisco.
La colocación del conducto coincidió con las reuniones previas entre cardenales en Roma, denominadas congregaciones generales. En estos encuentros – que también incluyen a los purpurados mayores de 80 años sin derecho a voto -, se debate el estado actual de la Iglesia y el perfil que debería tener el futuro Sumo Pontífice.
Según trascendió, los temas abordados incluyeron la compleja situación financiera del Vaticano, los desafíos estructurales de la institución y una revisión del legado del pontificado del argentino en términos de gobernanza, reformas y relaciones interreligiosas.
El cónclave, como es tradición, se desarrollará bajo un estricto aislamiento. Toda la actividad se concentrará en la Capilla Sixtina, un espacio cargado de simbolismo y epicentro de las decisiones más trascendentales del catolicismo.