Por motivos de salud, el papa Francisco no participó del tradicional Vía Crucis en el Coliseo de Roma, pero compartió sus reflexiones mediante un texto leído durante la ceremonia. En su mensaje, abordó el contraste entre la lógica espiritual del cristianismo y el funcionamiento de los sistemas económicos actuales.
El Pontífice propuso una mirada centrada en el valor de cada ser humano, en oposición a los esquemas que priorizan el rendimiento y la eficiencia. Señaló que la humanidad atraviesa una etapa dominada por estructuras que dejan de lado a los más vulnerables, y planteó la necesidad de un cambio profundo en el modo de entender las relaciones humanas y sociales.
Además del mensaje leído en el Vía Crucis, Francisco tampoco estuvo presente en la misa Crismal celebrada en la basílica de San Pedro, aunque envió un texto que fue leído durante la celebración. Ese oficio marcó el inicio del Triduo Pascual, etapa central de la Semana Santa para los fieles católicos.
A pesar de su convalecencia, el papa Francisco mantuvo una agenda limitada y visitó el Instituto Penitenciario Regina Coeli en Roma. Durante su visita, se reunió con un grupo de internos y autoridades del establecimiento, en el marco de la jornada del Jueves Santo. Si bien no realizó el tradicional lavado de pies debido a su estado de salud, compartió un momento de encuentro, diálogo y oración.
La presencia del Papa, aún sin actividades litúrgicas formales, estuvo marcada por una serie de mensajes dirigidos a los fieles, en los que convocó a la reflexión sobre el sentido de la fe, la justicia social y la necesidad de renovar el compromiso con los valores del Evangelio.
