FUENTE: CAMPEONES
«Con gran tristeza, en nombre de la familia Williams, el equipo confirma el fallecimiento de Sir Frank Williams. fundador y ex director del equipo Williams Racing, a la edad de 79 años«, anunció la escudería británica a través de las redes sociales, informando del deceso de quien fuera uno de los icónicos dueños de equipo de Fórmula 1, dirigiéndolo desde 1975 hasta 2018 cuando primero dejó su puesto a su hija Claire, y más tarde esta la cedió al fideicomiso Dorilton Capital, quien tomó el control accionario de la escuadra.
Williams alcanzó sus años dorados en el Campeonato Mundial de Fórmula 1 entre 1979 y 1997, en donde bajo la dirección técnica de Patrick Head, fue consolidándose como uno de los equipos más fuertes junto a Ferrari, Brabham, Renault, McLaren, Ligier y Lotus, con los cuales peleó varios campeonatos, logrando siete de pilotos (Alan Jones 1980, Keke Rosberg 1982, Nelson Piquet 1987, Nigel Mansell 1992, Alain Prost 1993, Damon Hill 1996 y Jacques Villeneuve 1997) y nueve de Constructores (1980/81/86/87/92/93/94/96/97).
Entre sus pilotos, el argentino Carlos Alberto Reutemann integró la escudería en sus últimos años de campaña, durante 1980 y 1982, cuando se retiró luego de perder el campeonato ’81 en Las Vegas, tras una temporada muy polémica. Durante esos años, también estuvo como integrante del equipo el corresponsal de Campeones en Europa, el periodista Orlando Ríos, quien para la revista El Gráfico entonces hizo un seguimiento de los Grandes Premios desde adentro.
Un accidente lo dejó inválido desde 1986
A comienzos de 1986, y cuando regresaba de unas pruebas hechas por los entonces potentes Wiliams Honda turbo en Paul Ricard, Francia, Williams y el periodista Peter Windsor, quien conducía un Ford Sierra alquilado, sufrieron un accidente y volcaron en la ruta que los dirigía al aeropuerto de Marsella. Si bien ambos estaban con el cinturón, Williams se apresuró para abandonar el auto y al aflojarlo cayó de mala manera, provocando serias lesiones en la espalda.
Detrás, los seguía Nelson Piquet, que se sumaba al equipo esa temporada como team-mate de Nigel Mansell, y fue quien los asistió y pidió ayuda médica, para trasladarlos a un hospital cercano, en donde se le realizaron estudios que arrojaron el desolador diagnóstico que lo alejó durante varias semanas de sus funciones; cuando se recuperó, volvió para hacerse cargo del equipo, dirigiéndolo desde una silla de ruedas que no le impidió impartir las órdenes y estrategias, consiguiendo los lauros detallados.
Fue un hábil ejecutivo y empresario, y con ello consiguió interesantes alianzas durante su gestión para potenciar la escuadra y potenciarla en F1. Primero atrajo los capitales de empresas árabes, siendo uno de ellos el patrocinio del Barón Bin Laden, y también a Mansor Ojjeh, dueño de la firma TAG. Luego mantuvo otras exitosas con Renault y BMW, gracias a lo cual su equipo es el tercero con más éxitos en la historia de la máxima categoría del automovilismo deportivo.
Su relación con los argentinos
Desde sus inicios, primero como piloto y luego como dueño de equipos, Williams mantuvo contactos con figuras de nuestro automovilismo. En 1964, cuando comenzó su campaña deportiva en Fórmula 3, conoció a Juan Manuel Fangio y a Oscar «Cacho» Fangio; en la Temporada Internacional de Fórmula 2 de 1968, alquiló los Brabham del recién formado equipo Frank Williams Racing Cars a Carlos Pairetti, el cual probando en Buenos Aires, sufrió un incendio en el tobogán y luego se hizo cargo del rearmado del auto con un equipo propio, y a Juan Manuel Bordeu. Su piloto oficial era Piers Courage, quien ganó en Buenos Aires, en donde se inscribió con uno de los BT23C, Néstor Jesús García Veiga pero no corrió y fue reemplazado por «Cacho» Fangio.
Un par de años después, y cuando se formó el equipo del Automóvil Club Argentino en 1970 con Carlos Alberto Reutemann y Benedicto Caldarella, primero, y Carlos Ruesch después, el director del equipo, Héctor Staffa, eligió su taller cercano a Londres para alistar los Brabham que compró la institución para competir en Europa.
Cuando finalizaba 1979, y ante los magros resultados logrados con Lotus, Reutemann y Williams sellaron su vínculo para que el santafesino se sume desde 1980 como compañero de Alan Jones y reemplazando al suizo Gian Claudio Regazzoni, quien fue le dio el primer triunfo en F1, con la primera evolución del FW07, la sensación de aquél año, consiguiendo cinco triunfos.
El santafesino acordaba un contrato en el cual debía respetar la condición de respaldar a Jones para alcanzar el título, y si era líder debía cederle la posición si la diferencia no superaba los 7 segundos… Ese año, pudo ganar en Mónaco, y tener una seguidilla de podios escudando al australiano quien consiguió el título, al vencer al brasileño Nelson Piquet con Brabham.
Tras cumplir esa función en la temporada ’80, la siguiente abría la posibilidad de pelear por la corona. Años en donde la puja FISA (Federación Internacional del Automovilismo Deportivo) y FOCA (Asociación de Constructores de Fórmula 1), que encabezaban Jean-Marie Balestre y Bernie Ecclestone, a quien Williams respaldaba junto al resto de los equipos ingleses, la disputa por el campeonato se dificultó.
Primero con el GP de Sudáfrica en Kyalami que no dio puntos, y más tarde con en Brasil bajo la lluvia, con el polémico cartel «Jones – Reut» para que Reutemann cediera el primer puesto como en Long Beach, fueron puntos detonantes que desgastaron la relación; a ello se sumó el cambio de proveedor de neumáticos a mitad de año, pasando de Michelin a GoodYear, y la presión de Jones en hacer valer su contrato, generaron un clima interno difícil, que derivó en la pérdida del título de pilotos para el argentino ante Piquet, por un punto, en Las Vegas, en donde ganó el australiano despidiéndose por primera vez de la F1. Como se indicó, Orlando Ríos compartió esos tumultuosos meses, siendo testigo de la tirantez que se vivió con Jones y Head.
A pesar de convencerlo durante la pretemporada, ofreciéndole el rol de «Piloto 1», Williams no pudo hacer nada con la decisión de Reutemann de dejar también el automovilismo, y si bien festejaron un 2° puesto en la apertura ’82 en Kyalami, tras la segunda fecha del certamen, en Jacarepagua, «Lole» anunció su alejamiento; su lugar recayó en el sueco finés Keijo «Keke» Rosberg, quien a fin de año fue campeón con el nuevo FW08.
Sobre mediados de la década del ochenta, dos ingenieros argentinos fueron integrantes del staff técnico del equipo. Uno fue Enrique Scalabroni, quien se sumó tras su paso por Dallara, y luego lo hizo Sergio Rinland, trabajando en los diseños de los autos con motores Honda, que le plantaron batalla a los McLaren Porsche, en los años dorados de impulsores turbos.
Senna, el dolor que dejó su huella
El 1° de mayo de 1994, en el circuito italiano de Imola, Ayrton Senna se despistó en la curva Tamburello cuando se disputaban seis vueltas del GP de San Marino, con el Williams Renault que tenía una reforma en la dirección por un supuesto pedido del brasileño, quien al perder el control impactó contra el muro y sufrió lesiones graves que le provocaron la muerte.
Allí se cerraba uno de los capítulos trágicos en la historia de la F1. Senna fue contratado por el equipo a fines de 1993, y prometía continuar con la serie de campeonatos que ya habían logrado Mansell y Prost en los años anteriores, concretando su ingreso a la escuadra con la cual giró por primera vez en un auto de la especialidad, tras ser campeón de F3 británica una década antes.
La fiscalía italiana presentó cargos para llevar a juicio a él, como dueño del equipo, Frank Williams; al director técnico, Patrick Head; al diseñador del FW16, Adrian Newey. También se elevó una acusación al promotor de la carrera, Federico Bendinelli y al administrador del circuito de Imola, Giorgio Poggi; y a quien era el Director de Carreras de la FIA, Roland Bruynseraede, quienes en 2019 fueron declarados inocentes y libres de la causa.
Sir Frank Williams fue el último de los dueños de equipos que se originaron en un pequeño taller, y que se midió de igual a igual con las poderosas factorias italianas y francesas; de aquellos tiempos en donde los sueños de armar autos de Fórmula 1 era un objetivo para demostrar sus cualidades técnicas en las pistas del mundo, y concretarlos con el desafío de ser mejores en el próximo intento.