Israel, que desplegó refuerzos en su frontera norte con Líbano, prometió que combatiría a sus «enemigos» y que los «eliminará» allá donde se encuentren. El viernes, el bombardeo en los suburbios del sur de Beirut, bastión del Hezbollah, mató a su dirigente Hasán Nasralá.
En un discurso televisado, el número dos del movimiento islamista libanés, Naim Qasem, afirmó que el grupo escogerá «lo antes posible» al sucesor de Nasralá, quien el dirigente lo consideró como el hombre más poderoso del país, y que falleció junto a otras cuatro personas y no junto a una veintena de miembros de la formación, como aseguró Israel.
«Estamos listos si los israelíes deciden entrar en nuestro territorio, nuestras fuerzas de la resistencia están listas para una confrontación terrestre», aseguró Qasem y prometió que continuarán luchando «en apoyo a Gaza«.
Por su parte, Irán, aliado clave de Hezbollah y también de Hamás, descartó desplegar combatientes en Líbano y en Gaza para enfrentar su archienemigo Israel. «No es necesario desplegar fuerzas auxiliares o voluntarias. Tienen la capacidad y la potencia necesaria para enfrentar la agresión del régimen sionista«, declaró el portavoz de la diplomacia, Naser Kanani.