El papa Francisco fue dado de alta este viernes del hospital Gemelli de Roma luego de la operación de abdomen a la que se sometió el miércoles 7 de junio.
Con una sonrisa en la cara, el pontífice ratificó a los periodistas que lo esperaban que está «todavía vivo» y en un breve intercambio manifestó su «dolor» por los migrantes muertos en las últimas horas en un naufragio frente a las costas de Grecia.
Tras salir del centro médico, y antes de regresar a su residencia de Casa Santa Marta, el papa rezó frente a la imagen de la Virgen en la Basílica de Santa María la Mayor, en el centro de Roma.
Fue su visita 108 a la Iglesia ubicada frente a la embajada argentina ante Italia, en el barrio de Esquilino de la «ciudad eterna», a la que se dirige antes y después de cada viaje internacional que hace.
El papa retomará su agenda desde el lunes para afrontar una semana en la que tiene en carpeta recibir a los presidentes de Cuba, Miguel Díaz Canel, y de Brasil, Luis Inacio «Lula» de Silva.
La operación de Francisco
El pontífice llegó al hospital Gemelli de la capital italiana antes del mediodía del miércoles de la semana pasada para someterse, bajo anestesia general, a una «laparotomía y cirugía plástica de la pared abdominal con prótesis bajo anestesia general», precisó el director de la oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, en un comunicado sobre la salud del pontífice.
Se trata de una operación con el objetivo de poner una red o malla de contención en el abdomen del pontífice para terminar de cerrar la herida provocada con la intervención de 2021 y que ponía en riesgo una complicación a nivel intestinal.
Bruni indicó en su momento: «La operación, dispuesta en los últimos días por el equipo médico que asiste al Santo Padre, se hizo necesaria a causa de una hernia incisional incarcerada que está provocando síndromes suboclusivos recurrentes, dolorosos y que empeoran».
