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Escenario electoral 2023: Castellano, Senn, los que vienen y los que se van…

A pocos días del cierre de listas, te contamos cómo se viene cocinando la salsa en la olla del oficialismo rafaelino.

04/05/2023
Escenario electoral 2023: Castellano, Senn, los que vienen y los que se van…
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Por: Miguel González

Casi todos los partidos políticos rafaelinos están ajustando las negociaciones para definir sus candidaturas locales. En el oficialismo, que pone en juego las bancas que ocupan Brenda Vimo y Juan Senn, hay casilleros ya templados con fuego. Uno es el del Senado, donde Alcides Calvo es inamovible. Y también es claro que Luis Castellano será nuevamente el candidato a intendente. Es una decisión tomada desde el año pasado, cuando el propio Castellano dejó correr los meses sin alentar un proceso sucesorio que pocos querían afrontar. Sabía que las alternativas no sobraban y aunque él mismo declaró una y otra vez que el trajín de tres mandatos consecutivos lo desgastó física y familiarmente, no es difícil presumir que en su fuero íntimo desea y se aferra a la idea de un cuarto mandato que lo pondría en los libros de historia.

El problema del oficialismo se redujo entonces a conformar su lista de candidatos a concejales. El primer desafío se lo planteó Juan Senn, que ya en 2019 sorprendió cuando logró realizar unas PASO que le permitieron entrar en el segundo lugar de las lista de candidatos para las generales y, con eso, ocupar una banca en el Legislativo rafaelino. Senn finaliza su mandato junto a Brenda Vimo, que ya desde hace unos meses retomó a medio tiempo la atención en su consultorio particular y dejará la función pública. Senn se lanzó a la reelección con el respaldo de su mentor, Roberto Mirabella, el elegido de Omar Perotti para ir por la candidatura a gobernador del oficialismo provincial.
Está claro que Senn no es un hombre del riñón de Castellano. No formó parte de su equipo de gestión, llegó «por afuera» a la lista general en 2019 y mostró decisiones propias e independientes del «castellanismo» puro cada vez que le tocó encarar una campaña. Pero hay algo que nadie le puede negar: su compromiso con la defensa de la gestión desde el Concejo. Hubo varios temas en los que Senn, con su estilo sin estridencias, marcó la posición del oficialismo. Y no fueron pocas las veces en que se quedó solo en esa defensa, por razones varias y que son uno de los motivos de la debilidad que exhibe el oficialismo en el Concejo, más allá de los votos.
Senn será el primer candidato a concejal del oficialismo. Eso es lo que se dice en los pasillos de Moreno 8. Siempre puede haber espacio para un cambio de último momento, que hoy por hoy parece improbable. A Castellano se le presentó un escenario complejo. Porque Senn, con o sin su bendición, se nominó para encabezar una lista. Las cartas están echadas desde febrero: con Senn diciendo «yo juego y voy por acá», al intendente se le acortó el esquema de opciones. ¿Aceptar a Senn como primer candidato? ¿Ofrecerle el segundo lugar y poner en primer término a una mujer, para respetar el cupo femenino? ¿O proponer su propia lista con candidatos surgidos mayormente de su gabinete e ir a unas PASO de final incierto?

El estilo del intendente
Hay una certeza: para Castellano «su gente» es su equipo de gestión. No tiene referencias políticas en las cuales confíe que provengan de otro lado. En sus primeros años de gobierno hizo un intento con Fernando Muriel, un amigo personal y de apellido ilustre. No le fue bien, a tal punto que Muriel terminó enfrentándolo como candidato del Frente Progresista en 2019. La segunda «fuga» que padeció fue la de Delvis Bodoira, que se cobijó en el espacio de los «ProVida» para impulsar su propia carrera. Hubo alejamientos, desengaños y derrumbes menos sonoros. Figuras que parecían condenadas al éxito y cuando se pusieron la ropa, no dieron la talla. Algunos/as se enojaron, incluso, y quedaron rumiando bronca en los rincones. Ninguno se fue del todo. Nadie se va. Nunca. Porque la rueda gira y uno nunca sabe, ¿vio?

En sus dos reelecciones anteriores, Castellano negoció uno de los dos primeros lugares para su propia tropa. En 2015 la lista oficialista fue encabezada por Silvio Bonafede, quien ya venía de ser concejal y tenía peso específico propio en el electorado. Pero el segundo lugar fue para una integrante del «equipo» de gestión: Evangelina Garrappa, que venía del gabinete, más precisamente de la subsecretaría de Empleo. En el 2019, ninguno de los dos renovó, pero Castellano llevó a las PASO a Brenda Vimo (era secretaria de Desarrollo Social y antes había sido subsecretaria de Salud), en consenso total con Omar Perotti, que en esas elecciones ganaría su derecho a competir para hacerse con la gobernación. El segundo de la lista fue otro «gabinete»: Juan Ruggia. Senn -con su lista propia y un trabajo de militancia barrial más que interesante – terminó con un porcentaje que lo posicionó en el segundo lugar de la nómina oficialista para las generales.
Antes, la debacle del 2017 (el 4 a 1 de Juntos por el Cambio que le dio mayoría absoluta a la oposición) sólo había dejado como sobreviviente a Jorge Muriel, que terminó su mandato en 2021. La última renovación expuso las dificultades del «castellanismo» para lidiar con el Concejo: aprovechando el protagonismo que le dio la pandemia, el oficialismo propuso al Dr. Martín Racca para el primer lugar y llevó en segundo término a la conductora de Bien Despiertos, Valeria Soltermam, sin experiencia política pero con buen «feeling» con la gente de los barrios. El resultado: cuatro concejales oficialistas y recupero de una banca. Pero, ¿a qué costo?

Territorio de hostiles
Sin diálogo con Vimo luego que ésta se animara a proponer la extensión del límite agronómico y el intendente le soltara la mano; y con dos concejales como Racca y Soltermam, que no ponen las manos en el fuego por la gestión –por inexperiencia o por malas experiencias (que no resultan lo mismo), según el caso-, Castellano se quedó sin defensores que sintieran la camiseta de su gestión en el Concejo y pudieran darle una representación con vuelo político alto. Se vio en las últimas semanas: cachetazo va, cachetazo viene, con la oposición practicando tiro al muñeco a upa de la inseguridad y los desaguisados en la relación del «equipo» de gestión con los empleados municipales, sólo Senn atinó a alguna que otra respuesta política. Y hasta por ahí nomás. Por lo bajo, los concejales oficialistas dicen que prefieren no dar pelea pública para bajarle el precio a los reproches de la oposición. La realidad es que casi todos piensan que algunos de esos reproches son merecidos e incontestables.
En este contexto, si Senn es confirmado como primer candidato, se apagan las chances del secretario de Producción, Empleo e Innovación, Diego Peiretti, quien se perfilaba como número puesto si Castellano decidía ir a las PASO con una lista ciento por ciento propia. Aquí entra en juego el cupo femenino, que tiene su peso en las barajas del intendente y del esquema político del oficialismo. A diferencia de Racca, Peiretti tiene un perfil más armado para la discusión politica. Pero si fuera con una lista exclusivamente propia, a Castellano nadie le garantiza que Peiretti le gane a Senn en un mano a mano. Peiretti será uno en la lista propia del castellanismo puro o no será candidato, dicen en los corrillos del Palacio. La asiduidad con la que el secretario de Producción aparece en los informes de prensa municipales revelan que sus acciones siguen cotizando alto en el quinto piso. Pero se vuelve al principio: hoy por hoy, es Senn el que aparece como el único cabeza de lista en el oficialismo.

Juega la dama
Pensando en las alternativas y en el cupo femenino, Castellano jugó con la idea de presentar a una mujer para encabezar la lista. El rol le caería de perillas a Miryam Villafañe, la secretaria de Desarrollo Humano. Antes de que llegara su turno al frente de la estratégica secretaría, Villafañe fue la 2 en esa área durante varias gestiones, períodos en los que supo construir una red de poder barrial que más de uno le envidia. Es la persona que más conoce de tú a tú a la gente de las barriadas en las que el oficialismo se hace fuerte, pero hay un problema: ella no quiere un puesto en el Concejo. La Jefatura de Gabinete la seduce más y en alguna noche de insomnio hasta se permite soñar con ser intendenta alguna vez. Hoy suena imposible, por varias razones. Pero mientras tanto, ¿por qué no esperar el retiro de Castellano, si alguna vez llega, desde un puesto de poder real en el gabinete, más que en una oscura banca del Concejo donde tantas vocaciones claudicaron? Reporta directamente a Omar Perotti, otro dato que no resulta menor.
Mientras tanto, con Senn probándose el traje de primer candidato en una lista oficialista única, la mujer que ocuparía el segundo lugar, completando el cupo femenino, sería otra integrante del «equipo», fiel a la costumbre del intendente. De hecho, no parece haber otro lugar del cual Castellano pueda nutrirse. Cecilia Gallardo, exsecretaria de bloque en el Concejo y conocedora de la dinámica del sexto piso, perdió toda chance desde que se transformó en la enemiga número uno del SEOM, con quien el intendente necesita urgentemente recomponer lazos. Tampoco está bien posicionada Paz Caruso, otra integrante del gabinete en la que el intendente había puesto sus esperanzas de renovación en alguna oportunidad.
Por descarte, la mujer que ahora, a algunos días del cierre de listas, pica en punta para sumarse a la lista es la secretaria de Educación, Mariana Andereggen. Sería un caso extraño: Andereggen se fue de donde nadie se quiere ir, es decir, del municipio -trabajaba como responsable de un programa vinculado al uso de computadoras en la escuela- en los mismos días en que Castellano asumió su primera gestión como intendente. Hubo quienes en ese momento pensaron que la llegada de Castellano al Ejecutivo la convenció de que era mejor irse a buscar otros aires y volver a su espacio natural, la docencia. Pero luego de un período como directora de la Escuela 25 de Mayo, protagonizó un enroque: Jerónimo Rubino -que había reemplazado en diciembre de 2015 a Guillermo Sáenz como secretario de Educación- renunció a la Secretaría y se fue a dirigir la 25, mientras que Andereggen lo suplantó en la Municipalidad.
El perfil de Andereggen -en caso de ser electa- es el de otra figura sin formación política para el tipo de debate que suele darse en el recinto. Aunque sea profesora de matemáticas, cuesta imaginarla defendiendo la necesidad de un aumento de tasas municipales o las prioridades de un presupuesto que para el año próximo no será menor a 20 mil millones de pesos. No, la política no es una ciencia exacta. Y a veces hay que explicar que dos más dos es igual a cinco, y al mismo tiempo ser creíble.

Para el repechaje
Para el poco expectante tercer lugar de la nómina aparece mencionado Ignacio Podio, que ató buenas relaciones en los barrios a partir de su trabajo de interacción con las escuelitas de fútbol y los clubes. En el mejor de los casos, la renovación en el Concejo por el lado del oficialismo no ofrecería soldados para la trinchera del día a día. No está descartado que en alguno de los tres lugares pueda aparecer un factor sorpresa.
En la interna del peronismo, ¿el kirchnerismo presentará candidatos propios? Por estos dias Leandro Busatto, que nuevamente será precandidato a gobernador por ese espacio, anduvo por Rafaela. Algún armado local habrá, pero con pocas chances de entrar en el reparto de los puestos de arriba en la lista para concejales.

Las esquirlas del SEOM
A diferencia de sus predecesores, Castellano fue concejal antes de ser electo intendente. Sabe lo que es defender una gestión desde la bancada oficialista, pero también conoce hasta dónde llega el poder de fuego de la oposición. En sus años de mandato ha repetido una conducta inequívoca: traza una distancia con los concejales electos de su propio partido. A éstos les cuesta encontrar respuestas del Ejecutivo -aún cuando hasta el día antes de jurar en el sexto hayan sido integrantes del gabinete-, no siempre tienen buen diálogo con el intendente y su primera línea de colaboradores y ese «enfriamiento» en la relación se traduce en que, a la hora de la confrontación política, nadie pone la cara más de lo estrictamente decoroso. La gestión se fue quedando sin defensores apasionados. Y a veces hasta encuentra a los propios en la trinchera de los que tirotean.
En el gabinete también persisten tensiones internas, sobre todo desde que Darío Cocco convirtió al SEOM en un actor inesperado del debate político al blanquear algunas situaciones de malas prácticas laborales que desnudaron la fragilidad de los vínculos del «equipo» que gestiona con las personas que -en la práctica- tienen que llevar al ciudadano los servicios y las respuestas del municipio, que no son otros que los empleados.
Trascendió que algunas de las últimas reuniones de gabinete que convocó el intendente tuvieron debates acalorados. Que se escucharon pases de facturas y varias veces resonó el «yo avisé lo que estaba pasando». Si luego de las «bombas» que dejó caer el SEOM no hubo cambios en el equipo de gobierno es porque Castellano resolvió blindar a sus colaboradores con su propio cuerpo, por aquello de que nadie se va expulsado en medio de una crisis y mucho menos en un año electoral. Pero la devaluación, como pasa con la moneda nacional, es indisimulable. Por acción u omisión, hay personal político jugando su tiempo de descuento.

El contexto y el desafío
El desafío electoral del 2023 tiene otras connotaciones. Un escenario nacional y provincial completamente diferente al del 2019 es uno de los datos que nadie puede ignorar. Y que no deja de preocupar a los habitantes del quinto piso de Moreno 8. El pánico es a una «ola amarilla» ídem 2017. ¿La diferencia? En 2017 había cargos legislativos en juego. Ahora es la Intendencia, el manejo de los destinos de la ciudad. Los que pujan por entrar tienen todo para ganar y los que pretenden quedase tienen todo para perder. Si hay que poner un colectivo en el área chica para evitar el gol, lo harán. A esa capacidad apuesta el oficialismo local.
Para Castellano, nada será fácil. Reunir bajo el mismo paraguas a la tropa propia frente a un horizonte cargado de desafíos requiere un pulso especial y será el primer objetivo para el intendente. Debe convencer que todavía puede ser capaz de innovar y transformar. Para eso, no puede darse el lujo de permitir que los egos personales que pululan a su alrededor generen conductas individuales que socaven la confianza del ciudadano en la capacidad de reinvención del gobierno de la ciudad, Un gobierno que, ahora sí, deberá sacarle punta al lápiz, limpiar los borrones del cuaderno, estudiar las lecciones del momento y hacer los deberes necesarios si es que quiere mantenerse al frente de la clase.

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