A pocos días del cierre de listas y precandidaturas con miras a las PASO del mes de septiembre, en el ámbito rafaelino son febriles las negociaciones para terminar de cerrar los puestos de relevancia en los distintos agrupamientos, incluso con cambios de estrategias de última hora y expectativas de acuerdos «in extremis» que puedan evitar procesos internos que resulten desgastantes.
Por el lado del Frente de Todos, el oficialismo puro trabajó inicialmente sobre una estrategia de dos listas propias, con la intención de darle lugar a la mayor cantidad de sectores posibles. Se hablaba de la integración de candidatos provenientes del equipo de trabajo del gabinete municipal, de un espacio para los jóvenes, de algún lugar para el sindicalismo e incluso para otros nombres sin trayectoria partidaria pero con pertenencia reconocida a instituciones de la ciudad.
La estrategia se derrumbó por la decisión del concejal Juan Senn de impulsar una nómina encabezada por su secretario de bloque, Nahuel Aimar. Senn y Aimar representan a sectores juveniles del PJ que ya dieron una sorpresa en 2019 logrando que el propio Senn acceda al segundo lugar en la lista oficialista para las generales y, consecuentemente, obtuviera una banca en el Concejo. Frente a ese desafío, Castellano y el oficialismo resolvieron unificar en una sola lista el esfuerzo del Ejecutivo para lograr una representación fiel en el Concejo. Es un hecho que el médico Martín Racca, de altísimo perfil en la campaña de vacunación y muy reconocido por su tarea en la Subsecretaría de Salud durante la pandemia, encabezará la nómina de precandidatos a concejales del Frente de Todos respaldada por el intendente. En cambio, Myriam Villafañe, otra funcionaria de alta exposición pública y que se mencionaba como probable coequiper de Racca, no irá finalmente en ese lugar, que está reservado para una figura femenina que todavía no está definida, aunque nombres hay varios en danza. Probablemente sobre el filo del cierre de listas recién se confirme la lista oficialista, un plato en el que muchos quieren se sienten con derecho a meter la cuchara.
En la lista oficialista no habrá representantes de los gremios promovidos por la CGT Rafaela, que para estas elecciones apoya al Frente de Todos pero prefirió no sumarse a la danza de nombres y, en cambio, tener más participación en el diseño de políticas públicas. Un caso claro es el reciente lanzamiento de cursos de capacitación conjuntos entre gremios, municipio y provincia, pero hay otros proyectos en carpeta de más largo alcance.
No se descarta que haya otras listas dentro del Frente de Todos, sobre todo porque hay figuras que quieren probarse electoralmente. Uno es el secretario general del SEOM, Dario Cocco, que nunca ocultó sus intenciones de ser candidato. Y se menciona que desde el área más vinculada a la Producción, dentro del Ejecutivo Municipal, también se han acercado algunos nombres de gente «nueva» en el ambiente político, con ganas de participar.
Hay otro «herido» de procesos anteriores en carrera. Se trata del exsecretario de Gobierno, entre otros cargos, Delvis Bodoira. De fuertes vínculos con la Iglesia Católica y con rencores pendientes tras haber sido dejado de lado por Castellano en el inicio de su tercer mandato, Bodoira está siendo tentado para encabezar una nómina que podría llevar sello vecinalista o de algún partido menor sin representación actual en el Concejo. Ese listado tendría un carácter «ecuménico», congregando también a representantes de otros credos interesados en fortalecer el mensaje «provida». Y preocupa mucho al oficialismo, porque podría generar una fuga de votos en sectores que tradicionalmente tributan a los candidatos del intendente Castellano.
El peronismo local pone en juego sólo la banca de Jorge Muriel, quien quedó masticando bronca porque hubiera deseado ir por otro mandato, tras pagar los platos rotos en 2017, cuando fue el mariscal de la derrota en el 4-1 que dejó trastabillando al poder hegemónico del peronismo en Rafaela.
El kirchnerismo puro local se siente cada vez más lejos del oficialismo municipal y también podría presentar lista propia. Reclama con énfasis que haya lugar para «militantes» en puestos expectantes y la falta de respuestas es interpretada por los sectores más identificados con Agustín Rossi y el kirchnerismo santafesino como un desplante inadmisible.
La oposición
El panorama también es complejo en la oposición. Juntos por el Cambio pone en la mesa electoral cuatro de sus seis bancas y todo indica que repetir el resultado del 2017 será una quimera, porque las condiciones dejaron de ser las mismas. Los radicales Leonardo Viotti y Alejandra Sagardoy van por la reelección, mientras que los PRO Raúl Bonino y Marta Pascual dejan sus cargos. Los radicales ya resolvieron que presentarán una lista propia con los concejales a reelegir en primer lugar. Pero en el PRO despunta la figura de Mauricio Basso, que luego de su fallido intento de ir por la Intendencia quiere una banca en el Concejo, acompañado por Carina Visintini, que dejó su banca en 2019 pero quiere también su propio segundo tiempo. Basso nunca estuvo quieto: ha venido trabajando en silencio en algunos barrios y allí donde detectó descontentos acercó células de su grupo para intentar acercar soluciones.
El tema en JxC es la paridad de género. Las dos listas -y no se descarta que haya una tercera e incluso una cuarta- están encabezadas por varones. La ley provincial obliga a que en las primeras los géneros estén intercalados: uno y uno. Hombre y mujer; o mujer y hombre. Pero no puede haber hombre-mujer-mujer; sino que deben ser hombre-mujer-hombre; o mujer-hombre-mujer. Los dos hombres son figuras potentes en el esquema partidario. Los dos se juegan la continuidad de sus futuros políticos. Sucede que el que pierda quedará cuarto en la lista de candidatos del partido para los comicios generales. ¿Por qué? Si ganara la lista radical, Viotti sería el primero, pero Basso no podría ser segundo, sino que ese lugar en la lista para las elecciones generales lo ocuparía Visintini. Y viceversa si ganara Basso: el segundo puesto sería para Sagardoy. Se da una paradoja: a Sagardoy le convendría que pierda su lista, porque (siempre y cuando la diferencia no fuera fuera del triple de votos entre uno y otro) se aseguraría el segundo puesto detras de Basso y Viotti quedaría cuarto, detrás de Basso-Sagardoy-Visintini. En cambio, si la victoria radical sobre el PRO fuera escasa, quedaría tercera, en una lista que sería: Viotti-Visintini-Sagardoy-Basso. Tan confusa la ley de paridad de género que permite estas cosas. Hoy por hoy ningún partido puede presumir de que tiene asegurada tres bancas ni mucho menos.
El FPCyS
En tanto, en el Frente Progresista todos quieren mojar la tostadita en el café del desayuno. La única definición certera ya la dio el PDP. Con Lisandro Mársico con mandato para dos años más, el centenario partido de Lisandro de la Torre manda a la cancha a la arquitecta Carla Boidi en primer lugar y a Leo Barucheli como segundo. Son figuras nuevas con recambio a recambio y habrá que ver si el corto tiempo de campaña les alcanza para proponerse como alternativas valederas.
El socialismo tiene las aguas divididas. Desde el Centro Socialista se difundió un documento proponiendo la unidad, pero todavía no hay nada concreto. Se mencionaba que el exjefe de la Región de Salud y exdirector interino del Hospital, Santiago Gaspoz, tiene intenciones de encabezar un listado. Pero también Matías Martínez Sella, de Ciudad Progresista, va por el mismo camino.
La sorpresa sería la aparición del GEN, el partido que a nivel nacional maneja Margarita Stolbizer y que en la región tiene a Gonzalo Toselli como intendente de Sunchales. En este caso el nombre en danza es el de Sergio Aye, el exjefe de la UDAI Rafaela de la ANSES, que del PRO habría virado al GEN. En los corrillos políticos se menciona a un familiar del sunchalense Toselli como el componente femenino de la cabeza de lista.
¿Y Fernando Muriel? El excandidato a intendente del FPCyS está deshojando la margarita. Tendría ofrecimientos varios, pero la opción que más le gusta es la de reflotar la experiencia vecinal que llevó a su padre a la Intendencia. Luego de haber sido funcionario de Castellano en el municipio y del socialismo en el Nodo Rafaela, y ya sin el apoyo financiero que suponía la pertenencia al anterior oficialismo provincial para las siempres onerosas campañas electorales, el sello vecinalista le daría un retorno a las fuentes.
Todavía falta conocer qué harán otras vertientes políticas. La izquierda generalmente presenta sus propios candidatos y algunas sorpresa de último momento no se descarta. En cambio, algo es seguro: el odontólogo que se presentaba como un «outsider» no estará esta vez en las papeletas electorales. Cumple prisión preventiva por un escándalo de presunto abuso sexual.