«La reina murió pacíficamente en Balmoral esta tarde», indicó.
«El rey y la reina consorte permanecerán en Balmoral esta noche y regresarán a Londres mañana», agregó el comunicado, refiriéndose al príncipe Carlos, de 73 años, heredero de la corona, y su esposa Camila.
La soberana se encontraba bajo observación en Balmoral, su residencia de verano en Escocia, adonde se dirigieron hoy sus nietos e hijos.
El Palacio de Buckingham sorprendió más temprano a toda la nación cuando comunicó que los «médicos estaban preocupados» por la salud de la soberana.
Apenas se enteraron de la noticia, los cuatro hijos de la reina, los príncipes Carlos, Andrés, Ana y Eduardo viajaron hacia Balmoral, según los principales medios británicos.
Los nietos de la monarca, el príncipe Guillermo y su esposa Catalina así como y Enrique y Meghan Markle, también se trasladaron a la residencia de la monarca en Escocia.
Después de que se supiera sobre la delicada condición de la reina, cientos de personas acudieron al Palacio de Buckingham, donde algunos dejaron flores.
La monarca falleció el mismo día en que la flamante primera ministra, Liz Truss, anunció su plan de ayuda para las facturas de energía en la Cámara de los Comunes.
A partir de este momento se pone en marcha un operativo conocido como “Operación Puente de Londres” un protocolo secreto planeado hace años con los detalles sobre las primeras horas tras anunciarse el fallecimiento.
Según la operación Puente de Londres, al fallecer la monarca en la residencia de Balmoral, el responso más inmediato tendría lugar en la catedral de Edimburgo, donde se aplicaría otro protocolo, conocido como Operación Unicornio.
Según anticipó el diario The Guardian, es probable que su ataúd descanse temporalmente en el Palacio de Holyroodhouse.
También se cree que habrá una procesión ceremonial a lo largo de la Royal Mile hasta la Catedral de San Giles, donde se espera que la familia real asista a un servicio antes de un período de reposo de 24 horas, que estaría abierto al público.
Luego, es probable que el ataúd sea trasladado a la estación Waverley de Edimburgo para viajar en el Royal Train durante la noche, llegando a Londres a la mañana siguiente.
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Desde allí, sería llevada al Palacio de Buckingham antes de la gran procesión ceremonial en Londres prevista para cinco días más tarde.